Ana Paula Ordorica - Madero, el duro

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Cuando en diciembre de 2010 ganó Gustavo Madero la presidencia del PAN, sucediendo a César Nava, el chihuahuense era visto como un panista tranquilo. Trascendía más su nombre y parecido con su antepasado, Francisco I Madero, que su trayectoria política.

Madero no era el candidato del entonces presidente Felipe Calderón y las tensiones entre ambos comenzaron desde el día uno. Tensiones que se esparcieron por todo el PAN. Arrancó señalando a Nava por haber dejado quebradas las finanzas del partido.

Apenas inició su presidencia y el primer reto fueron las elecciones de 2011 para renovar gubernaturas en el  Estado de México, Nayarit, Michoacán y Coahuila. En todas ellas, el PAN fue derrotado.

 

Una vez pasadas estas elecciones la grilla interna del partido se enfocó en la selección del candidat@ para la presidencia. Proceso bastante tenso que acabó en la selección de Josefina Vázquez Mota. Las campañas fueron, de nuevo, tensas y Madero fue pieza importante en la falta de apoyo del partido a su candidata, que por ello terminó en tercer lugar a pesar de tener a uno de los suyos en Los Pinos. En todos estos momentos, Madero, el que parecía iba a ser un presidente de Acción Nacional tranquilo, demostró ser todo lo contrario.

Y así ha seguido. Apoyando a sus incondicionales, a pesar de estar manchados por escándalos de corrupción tremendos, como Luis Alberto Villarreal y los moches o Jorge Luis Preciado y el festejo para su esposa en el Senado.

Ahora en la búsqueda de su reelección, los operativos para hacer que la militancia lo favoreciera sobre Ernesto Cordero trascendieron por ser muy poco pulcros. Se impuso sobre los calderonistas a pesar de tanto escándalo de corrupción en su entorno. Algo que si pudiera ver Manuel Gómez Morin en el partido que fundó seguramente lo mataría de nueva cuenta.

Y justo cuando se esperaba que llegara una urgente operación cicatriz en el partido, Madero sale con la buena nueva de que en la Comisión Permanente del PAN, que se encargará de nombrar a los candidatos
de las elecciones de 2015, sólo hay espacio para los suyos.

Bueno, de 40 asientos, dos se los dejó a corderistas.

Así, una y otra vez desde que asumió la presidencia de Acción Nacional en 2010, Madero ha demostrado que es todo menos tranquilo. Algo que quizá él y sus cercanos lo vean como buen atributo político. Sin embargo , y tomando en cuenta la crisis tan profunda por la que atraviesa el partido, queda claro que un personaje tan poco dado al diálogo y a la diplomacia entre los suyos, no era el ideal para dirigir al PAN.

Ya será 2015 y sus resultados electorales, los que demuestren qué tan funcional es para Acción Nacional tener a un presidente que más que sumar, divide y que más que dialogar, da manotazos en la mesa.

                Twitter: @AnaPOrdorica