Manuel Zepeda Ramos - La última patada y ya
Rusia. Por la propaganda desde ahora enseñando los sitios a donde se habrán de realizar los partidos , por su poderío económico, por su afición al futbol de tantos años, por su gran capacidad de convocatoria; todo parece indicar que el mundial del 2018 a celebrarse en Europa, en el lado oriental del viejo mundo, en la legendaria Rusia, habrá de ser exitoso y lleno de cosas nuevas, si no es que el de Brasil no se ha llevado ya todas las sorpresas inimaginables en una contienda deportiva como esta, sin duda la más importante del Planeta.
Si ustedes lectores míos me preguntaran quien habrá de ser el ganador de la codiciada copa que habrá de jugarse en la Tierra de Lenin, no dudaría una décima de segundo para decirles que el gran triunfador sería Alemania.
No es gratuito.
Como dijo el brillante entrenador Joachim Low, hecho de mala fama -superflua ciertamente-, por su afición a comportarse involuntariamente cuando los nervios lo invaden como buena parte de los niños del kínder y la primaria que les da por deglutir los efluvios emanados del sistema respiratorio y endurecidos en la cavidad nasal, como dijo pues este alemán exitoso, es un triunfo construido desde hace 10 años.
Efectivamente.
Desde hace una década, Alemania se dio cuenta que su selección había envejecido.
Sin inmutarse pero si preocuparse, se dio a la tarea de preparar una selección de futbol que ganara un mundial en los siguientes diez años. Lo lograron.
Para ello se organizaron en las grandes ciudades; formaron equipos con la sociedad civil arraigada que quiere decir que se hicieron con el concurso de los capitales locales reconocidos y aprobados por toda la sociedad dada su solvencia económica y calidad moral, pero sobre todo desarrollaron a la cantera local. No sé si usted sepa, pero más del 70% de los jugadores de la liga profesional alemana son alemanes. Lo importante de este procedimiento es que hoy, la selección triunfadora en el Mundial de Brasil, tiene una base de jugadores maravillosos y de enorme calidad, con promedio de edad de tan solo 24 años. Triunfadores pues, para muchos años.
Pero no termina allí el asunto del triunfo.
La federación alemana de futbol, o como se llame, desde mucho tiempo atrás decidió construir un hotel de vanguardia para que allí se hospedara la selección, en 15 mil metros cuadrados, en una playa de pescadores, paradisíaca, distante 600 kilómetros al sur de Salvador de Bahía en un lugar solitario que se llama Santo André de tan solo 900 habitantes. Este resort turístico cuenta con 14 viviendas, un gimnasio, spa, campo de futbol iluminado, piscina y un auditorio. Todo costó 40 millones de dólares. Ahora se llama Campo Bahía y fue financiado por inversores del sector privado alemán.
Bajo el grito de “El mejor equipo debe tener el mejor centro de entrenamiento” Campo bahía fue fundamental para crear y construir un especial espíritu de equipo, la cereza necesaria del pastel. Una gran idea de quienes la imaginaron.
Ahora, el resort se abrirá al público como un complejo turístico, sostenible y ecológico que ofrecerá pesca y surf, además de bellos paisajes. ¿Se imaginan cuantos turistas querrán hospedarse donde estuvo la selección alemana para salir de allí campeones? Todo el mundo. Vaticino desde ahora un éxito tremendo en el turismo internacional de naturaleza y aventura.
Y lo que es mejor: los habitantes de Santo André que se emplearon para cubrir las necesidades de los jugadores hospedados, ahora serán reclutados como la base laboral del resort.
¿Cómo la ven?
Aunque nuestro país en tan solo ocho años ha sumado más entrenadores de su selección que Alemania en toda su historia -los mismos 8 años que ha durado Joachim Low al frente de los teutones para hacerlos campeones del Mundo-, México ya dio su primer paso. El Piojo Herrera seguirá al frente de la selección mexicana. Pensar que habrá un cambio de 180 grados en los equipos de la liga es ya meterse en camisa de 11 varas. No va a ser posible. Me conformaría con que cambiara el porcentaje de extranjeros para darle su lugar a la cantera y, por ende, a los futuros cuadros mexicanos.
Por el momento, esperemos clasificar cómodamente en la CONCACAF para no volver a sufrir sofocones y para que el Piojo pueda cumplirle al presidente Peña Nieto: traerse la copa del próximo mundial.
De Rusia con Amor.