Vivir en el albergue

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* Para algunos de estos niños es preferible vivir en un albergue, donde reciben atención y cariño, que vivir en el peligro constante que representan sus propias familias

* La familia es la base de la sociedad, pero muchas veces es al interior de la misma donde se viven verdaderos infiernos, y no queda más que buscar refugio en lugar seguro.

Édgar Escamilla

Poza Rica

“La Casa de la Luna”, “La Casa del Sol” y “La Casa de los Abuelos”, son los tres albergues con que cuenta el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia en Poza Rica (DIF), los cuales a la fecha resguardan a once niñas, cinco niños y veinte adultos mayores, respectivamente; donde son atendidos médica y psicológicamente, se les alimenta y reintegra a sus familias en caso necesario. Se sostienen gracias a las aportaciones de personas altruistas y al respaldo económico del Ayuntamiento, ya que a la fecha no han recibido recursos por parte del DIF Estatal.

Vivir dentro de un albergue tal vez no sea lo mejor, pero muchas ocasiones llega a ser la mejor opción para un menor, niño o niña, que se encuentra siendo víctima de maltrato físico y psicológico por parte de sus padres, o para algún adulto mayor que se encuentre en el abandono.

De acuerdo con Manuela Haydee Saavedra Monterrubio, directora del DIF municipal Poza Rica, la dependencia cuenta solo con estos tres albergues a cargo del coordinador Humberto González Olivares; éstos representan un gasto mensual promedio de 35 mil pesos y que son atendidos por personal especializado.

 

“La Casa del Sol” está  destinada al cuidado de los niños, desde recién nacidos hasta los 17 años 11 meses. Actualmente alberga a cinco menores, uno de cuatro años y otro de ocho; el resto adolescentes, que han sido puestos bajo custodia por parte de la Agencia del Ministerio Público Especializada contra Delitos Sexuales, la Familia y el Menor.

Tiene capacidad para albergar hasta 20 menores, aunque se limita solo a 14 espacios disponibles para poder ejercer un cuidado de mejor calidad.

“La Casa de la Luna” cuenta con 11 niñas albergadas: una pequeña de 11 meses de edad, entregada por la propia madre al final de la administración pasada, otra de dos años y una más canalizada por el DIF de Tlapacoyan; luego de que le retiraran la custodia a la madre por omisión de cuidados. Se trata de una niña con problemas severos de desnutrición y parasitosis, y actualmente se encuentra en tratamiento.

Cuenta con la misma capacidad que “La Casa del Sol”, aunque viven varias adolescentes de entre 13 y 15 años, mismas que la Agencia Especializada ha puesto bajo resguardo del DIF. “Son niñas que se encuentran en proceso de ser reintegradas, dos entregadas recientemente a la familia y tres más que se encuentran casi listas para dejar el albergue”, comenta Saavedra Monterrubio.

Se le está impartiendo terapia psicología a toda la familia y a las propias adolescentes, como parte de la atención integral de la dependencia.

“Buscamos que las niñas sean reintegradas al seno familiar, pero también que su familia haya recibido el apoyo psicológico para poder comprender todo ese conglomerado de ideas que se gestan en la mente del adolescente, no las reintegramos así como así, debe llevar un proceso”, dijo.

Se le brinda terapia individual y grupal, según los requerimientos de cada uno de los menores. Una vez que son reintegradas a la familia, se les da seguimiento, proporcionado apoyo psicológico para que logren el proceso de maduración. El tiempo es determinado por la condición de cada caso en específico.

Este albergue es atendido por nueve personas, distribuidas en los tres turnos, a cargo de la directora Alma Delia Guerra.

En caso de enfermedad, cuentan con un médico de cabecera, mismo que es responsable de la Unidad Básica de Rehabilitación (UBR), pero de requerirse, son trasladados a los centros de salud o en su caso al Hospital Regional, siempre acompañados de un asistente en una unidad oficial.

“La Casa de los Abuelos” es el albergue destinado para los adultos mayores en situación de abandono; cuenta actualmente con 23 abuelitos en resguardo, 17 hombres y seis mujeres, los cuales en su mayoría cuentan con atención médica a través del Seguro Popular, pero en virtud de que resulta muy limitado el servicio, la dependencia debe  adquirir los medicamentos y realizar los estudios de laboratorio pertinentes.

“Por instrucciones de la Presidenta Araceli Sánchez, se ha procurado tener un monto de dinero de respaldo en caso de una eventualidad, a veces me llaman durante la madrugada, avisando que un abuelito se puso mal y eso nos sirve para atenderlo en el momento.

Detalla que solo cuatro abuelitos son visitados por sus familiares, el resto no. “Dicen que si hay familia, pero no se presentan, nos hemos enterado de casos en que solo aparecen y pretenden llevárselos para que pasen lista de supervivencia”, señala.

A la fecha, la institución no ha recibido apoyo del gobierno estatal, reconoce la directora, quien desconoce el monto y el momento en que lo hagan llegar. “Afortunadamente tenemos personal con el deseo de apoyar, recibimos donaciones de alimentos, verdura, pollo, pañales, apoyo que resulta beneficioso especialmente para la casa de los abuelos”.

El gasto mensual de los albergues asciende aproximadamente a 35 mil pesos. Asegura, con copias de las facturas en mano, que todas las compras son comprobables; siendo La Casa de los Abuelos la que mayor gasto representa a la institución, sin contar el egreso por medicamentos.

Asegura que “lo poco que ingresa a través de las consultas médicas y odontológicas que se ofertan en la UBR, permiten tener un recurso para la atención de las personas albergadas”.

“Gracias a que contamos con el apoyo del Alcalde Sergio Quiroz, hemos logrado salir adelante desde el primer día de la administración; él mismo se encargó de ver que los vehículos estuvieran operativos, porque estaban en malas condiciones”, refiriéndose al estado en que se encontraba el parque vehicular heredado por la pasada administración.

La alimentación que se brinda en los albergues se basa en un menú elaborado por el nutriólogo, considerando las necesidades nutricionales de los diferentes grupos de edad que son atendidos.

Como ya se mencionó, se reciben importantes donaciones en especie por parte de los pequeños comerciantes de Poza Rica, aunque se han girado oficios a los grandes almacenes comerciales, pero hasta el momento no ha existido una respuesta positiva.

Los clubes asistenciales se han acercado para realizar visitas a los albergues, pero por indicaciones de la presidenta Araceli Sánchez, se han establecido ciertas normas para el acceso, para evitar que exista un caos al interior, así que ellos acuden al DIF, solicitan los pases y solo así pueden ingresar.

Actualmente se encuentran en reuniones entre la presidenta del DIF y los presidentes de los clubes para evaluar los apoyos que podrían prestarse.

Una persona, menor o adulto mayor, es candidata a ser albergada en estos sitios cuando son canalizados por la Agencia Especializada por encontrarse en una situación de riesgo en sus familias, se ha comprobado que son víctimas de algún tipo de violencia o se encuentran en el abandono.

“El DIF nunca sustrae a los menores, no actuamos de esa manera, respondemos a una solicitud de la Agencia Especializada o a una denuncia anónima, en este último caso en el que se hable de un probable maltrato hacia un menor o adulto mayor, nosotros tenemos la obligación de que la Procuradora, acompañada de la trabajadora social y la psicóloga, acuda al lugar donde se está ejerciendo la violencia”, enfatiza. Si hay evidencia visible del maltrato, pueden actuar en consecuencia y ponerlo a disposición de la especializada.

Fue el caso de una menor en la colonia División de Oriente, donde se comprobó que era violentada por su propia madre, el DIF se hizo responsable de resguardar la integridad de la niña y ponerla a disposición.

En el caso de los menores en situación de calle, también se reciben las denuncias y la Procuradora acude a realizar la visita, pero no reciben niños con problemas de adicciones.

“No podemos albergar niños con adicciones porque ponemos en riesgo al resto de los menores, contactamos al Centro de Integración Juvenil (CIJ). Si se comprueba que no tienen familia, pueden ser canalizados a la casa hogar Alfa y Omega, donde se presta el servicio”, citó la directora del DIF.

 

De igual forma, una vez bajo resguardo tras la solicitud de las autoridades ministeriales, el DIF no puede hacer entrega del menor o del adulto mayor a cualquier persona, debe existir una orden de la autoridad y comprobar de manera oficial el parentesco.