Ecocidio de Pemex
Derrame de crudo en Coatzintla afecta a Cazones, Poza Rica y Tihuatlán y decenas de familias, las cuales pasaron la noche en un albergue.
Exige alcalde coatzinteco el cese del subdirector de Producción de PEP Región Norte.
Édgar Escamilla
Coatzintla
“Eran como las 9:30 de la noche cuando comenzó a llegar un olor desagradable, estaba aquí en la casa con mi familia, salí para tratar de averiguar de qué se trataba, afuera llovía, se escuchaba el ruido del agua del arroyo, pero a lo lejos se escuchaba que algo salía a presión, pensé que se trataba de una fuga de gas, así que me llevé a mi esposa y mis hijos a las casas de allá enfrente para ponerlas a salvo”, relata el señor Rodolfo Bauza, propietario del rancho en el que se suscitó el derrame de petróleo crudo y que afecta ahora a cuatro municipios de la Zona Norte.
La oscuridad de la noche y la fuerte lluvia que se precipitaba sobre el campo no permitían observar de qué se trataba. Cuando regresó a su rancho, el señor Bauza se encontró con una patrulla de Seguridad Física de Pemex, quienes se habían percatado del olor a hidrocarburo al pasar por el lugar y los condujo hasta su propiedad.
Eran aproximadamente las 22:00 horas del martes 21 de octubre, agentes de Seguridad Física ya se había percatado del derrame y ubicado el punto del siniestro, pero no fue sino hasta el siguiente día, ya avanzada la mañana, cuando personal de Petróleos Mexicanos comenzaron a colocar los primeros cordones olefílicos para tratar de contener el derrame que ya había alcanzado las aguas del arroyo Troncones, que hasta el momento conservaba fauna como tilapias, tortugas y hasta lagartos.
No fue sino hasta el mediodía del 23 de octubre, cuando los alumnos de la escuela secundaria general Héroes de Chapultepec, ubicada en la comunidad de Troncones y Potrerillos, fueron los primeros en ser evacuados, a causa del fuerte olor a hidrocarburos que emanaba del arroyo ubicado a sus espaldas.
Esa misma tarde, Pemex a través de un escueto boletín de prensa emitido por la Gerencia de Comunicación Social, informó que el derrame había ocurrido en el oleoducto Nuevo Teapa – Poza Rica, mismo que había sido atendido de inmediato, se había detenido el bombeo y colocado los medios de contención pertinentes.
Para la noche de ese mismo día, las autoridades municipales en coordinación con la Secretaría de Protección Civil habilitaron el Centro Social Coatzinteco, para recibir a todas aquellas personas que habitan en las colonias por donde atraviesa el arroyo.
César Ulises García Vázquez, presidente municipal de Coatzintla, informó que fueron un total de 120 personas las que pasaron la noche fuera de sus hogares al no soportar el fuerte olor a petróleo.
La señora Guadalupe Ticante fue una de las 120 personas que pasaron la noche en el albergue, ella y su familia tuvieron que dormir sobre colchonetas, ya que no soportaron el olor y el dolor de garganta que les provocaban los gases que emanaban del arroyo.
Para la mañana del 23 de octubre, el arroyo Troncones continuaba repleto de petróleo. Decenas de peces flotaban entre el hidrocarburo y quedaban retenidos en los cordones oleofílicos.
Un grupo de hombres se encontraba reunido sobre el puente de la carretera que conduce a la comunidad de Lagunilla, del municipio de Papantla. Observaban con tristeza como la densa capa de petróleo permanecía en el arroyo y escurría agua abajo. Uno de ellos comenta que apenas una semana atrás, había visto un “perro de agua” nadando tranquilamente.
Rogaciano García Gallardo, encargado del rancho “La Divina providencia” de El Chote, Coatzintla, amablemente accede a llevarnos en su tractor para observar la magnitud del derrame.
A través del potrero llegamos hasta una zona densamente arbolada; bambúes, higueras, ceibas y hasta cítricos robustecen el área. En medio del lodazal que dejaran las lluvias de los días anteriores, se llega hasta una serie de pozas, que se han convertido en recipientes de petróleo.
“Como puede ver, no tenemos como darles de beber a los animales, mucho menos para nuestro consumo, les dijimos –a los ingenieros de Pemex- que nos den agua por lo menos, dijeron que no se podían, que lo iban a analizar y hasta el momento es hora que no se han presentado”, lamenta el ranchero.
En la entrada al área donde ocurrió el derrame, camionetas de Pemex y algunas compañías entran y salen por el camino de terracería. A orilla de la carretera se encuentran tráileres con los tubos para reparar el oleducto, y personal de Seguridad Física, armado con fusiles de asalto, custodia el lugar; más tarde se unirían elementos de Infantería de Marina.
En algunas de las escuelas de la cabecera municipal deciden suspender clases ante la persistencia del olor a hidrocarburos, pese a los kilómetros que las separan del arroyo contaminado.
Mientras tanto, en la sala de cabildos del Ayuntamiento, enviados de la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema); de la Procuraduría del Medio Ambiente (PM); de la Secretaría de Salud y de la de Protección Civil, dialogan con las autoridades municipales para coordinar esfuerzos y entablar la denuncia pertinente contra Pemex ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).
Los grandes ausentes fueron los funcionarios de Petróleos Mexicanos. Un Alcalde visiblemente molesto por la contingencia, exige la presencia de Plácido Gerardo Reyes Reza, subdirector de Producción de PEP Región Norte.
“Solo migajas nos regresa Pemex de todo lo que saca del subsuelo. Esto es una prueba clara de lo que genera, no cuenta con los protocolos para actuar con oportunidad, han incumplido con las autoridades municipales en el seguimiento de la problemática social en la zona petrolera”, dijo.
Pero va más allá y pide un fuerte llamado de atención o el cese del responsable de Región Norte, quien, asegura, no ha tenido la amabilidad de presentarse con los Alcaldes de la zona.
Organizan un recorrido por la zona siniestrada, pero personal de Seguridad Física y un “gestor” de Pemex les tratan de impedir el paso a la zona del derrame, donde se repara el ducto que conduce hasta 150 mil barriles de petróleo diariamente, según informaría más adelante uno de los ingenieros presentes.
Por un momento se comienzan a calentar los ánimos, pero acceden a que las autoridades municipales y estatales dialoguen con los responsables de los trabajos de reparación, no así a la prensa, alegan una errónea cobertura del evento el día previo.
Luego de media hora de diálogo, vuelven las autoridades hasta la zona acordonada. Una enviada de la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente, Gabriela Zamora Escudero, señala que a pesar de ser un tema de competencia federal, “se vigilará se tomen las medidas necesarias para resarcir el daño ecológico y a la población”.
Acuerdan una coordinación entre ambos órdenes de gobierno para interponer la denuncia pertinente ante la Profepa, en la cual integrarán a los ganaderos y agricultores afectados con el derrame.
Abordan sus camionetas para continuar con el recorrido por la zona afectada, mientras los pobladores comienzan a clamar agua, tanto para ellos como para sus animales, pues su única fuente de abastecimiento ha quedado contaminada y en breve, lo estarían los pocos pozos artesianos.
Protección Civil confirma que los operadores de la CAEV en el municipio de Cazones han detenido el bombeo en su zona de captación, por la presencia de escurrimientos de aceite en las aguas del río; en la misma situación se encuentran en Tihuatlán.
Poza Rica y Coatzintla reportan que sus equipos de bombeo y potabilizadoras trabajan con normalidad, pero se mantienen alertas ante una posible contingencia aguas arriba.
Se estima que los trabajos de remediación pudieran prologarse durante un par de meses, por lo que las autoridades municipales y estatales piden ejemplar castigo a los responsables de vigilar y dar mantenimiento a la red de ductos de Petróleos Mexicanos.