Espacios Educativos destruye su escuela
* Desde el año pasado la dependencia de la SEV destruyó la losa de la Secundaria Técnica 75, presuntamente para rehabilitarla, pero jamás la reconstruyó, afectando a más de 900 alumnos
Por Isaac Carballo Paredes
Poza Rica
Si bien en Poza Rica son escasos los recursos que se destinan para la educación, pareciera una completa grosería las condiciones en las que tienen que estudiar 900 alumnos de la escuela Secundaria Técnica número 75, de la colonia Anáhuac, a quienes el Instituto de Espacios Educativos del Estado de Veracruz (IEE), les prometió una obra de rehabilitación y solo les fue a destruir sus instalaciones.
Es el director de dicha institución educativa, el profesor Esteban Soto, quien aseguró que en el mes de diciembre del año pasado, la citada dependencia les prometió la rehabilitación integral de cinco aulas, que presentaban graves deficiencias en su estructura, principalmente en el techo y donde se destinarían 2.8 millones de pesos.
En ese mes, una cuadrilla de obreros arribó al lugar para iniciar con los trabajos, por lo que los profesores dispusieron a resguardar a los alumnos en aulas improvisadas, es decir, algunos salones fueron divididos a la mitad por una pared de madera, ahí recibirían clases grupos de 80 estudiantes en un mismo espacio.
De inmediato los trabajadores comenzaron a destruir la losa de las cinco aulas, al parecer la promesa de Espacios Educativos se cumplía al pie de la letra; sin embargo, un día los obreros desaparecieron y la losa de la escuela se quedó destrozada y así continúa hasta la fecha.
La excusa que recibieron de la titular de Espacios Educativos, Xóchitl Tress, fue la falta de recursos para continuar con la rehabilitación del plantel; como resultado 900 alumnos ahora comparten aulas ya que para las autoridades el apoyo a la educación ha pasado a un segundo término.
Tanto para los alumnos, padres de familia y maestros de la escuela Secundaria Técnica número 75, es indignante las condiciones en las que la matrícula escolar debe recibir clases, ya que en algunos salones no hay divisiones, por lo que un grupo escucha la clase del otro.
En otros casos un grupo debe esperar a que el otro termine con su clase, para poder utilizar las sillas, ya que ni siquiera les pudieron donar algunas bancas; los quejosos piden la intervención inmediata de las autoridades, para que se concluya la obra que se inició y que solo los dejó en peores condiciones.