Continúa contaminación por derrame de petróleo
El 21 de octubre de 2014, la ruptura del oleducto Nuevo Teapa – Poza Rica vertió miles de litros de aceite al arroyo Troncones.
Persisten iridiscencias y manchas de petróleo en inmediaciones del afluente
Édgar Escamilla
Poza Rica
A dos meses y medio de la tragedia ambiental que afectó una vasta zona del municipio de Coatzintla, un arroyo y el río Cazones, permanecen las evidencias del derrame tanto en el agua del afluente, como en las raíces de los árboles, tierra y hasta en el puente de la comunidad Lagunilla.
El 21 de octubre de 2014, el reblandecimiento de la ladera de un cerro ubicado entre las comunidades El Chote, Coatzintla, y Lagunilla, Papantla, provocó la ruptura del oleducto de 30 pulgadas Nuevo Teapa – Poza Rica, y el consecuente derrame de hidrocarburo; según informó Petróleos Mexicanos (Pemex).
Las lluvias ocurridas en esas fechas y la lentitud de la empresa productiva del Estado para contener la fuga, provocaron que miles de litros de petróleo crudo escurrieran hasta el arroyo Troncones, tributario del río Cazones; el cual fue alcanzado en cuestión de horas.
La mañana del 22 de octubre, más de 300 alumnos de la escuela secundaria general “Héroes de Chapultepec”, en la comunidad de Troncones y Potrerillos, fueron evacuados ante los fuertes olores a petróleo provenientes del arroyo.
Pese a los esfuerzos de Pemex, el hidrocarburo había avanzado gracias a la fuerza de la corriente. Ese mismo día por la tarde – noche, una veintena de familias de la zona urbana de la cabecera municipal de Coatzintla eran trasladadas a un albergue por autoridades de Protección Civil.
Peces, anfibios, reptiles y mamíferos fueron afectados por el derrame, que en menos de 24 horas había convertido el que fuera un arroyo de aguas cristalinas en un escurridero de petróleo.
Pobladores de la zona rural exigían entonces la oportuna remediación del daño y la indemnización correspondiente. Se habían contaminado sus principales fuentes de abastecimiento de agua para consumo humano y para el ganado; Pemex procedió a la repartición del líquido en garrafones y con la ayuda de pipas, mientras contrataba a algunos lugareños para trabajar en la recuperación del crudo.
Según se evidenció en el momento, los trabajadores laboraban sin las medidas de protección pertinentes, entrando en contacto directo con el aceite y respirando continuamente los gases que de ahí emanaban.
El seis de noviembre, Pemex informaba acerca de la recuperación de un millón 250 mil litros de agua – aceite. En las labores se utilizaron doce máquinas desnatadoras, 14 bombas de succión, 52 cordones oleofílicos, cuatro unidades de presión y vacío, camionetas para transporte de personal, seis lanchas sin motor y cuatro más con motor.
Se anunció que una vez concluidos los trabajos de recuperación del crudo, se procedería a la remediación de la contaminación en suelo, vegetación y márgenes del afluente.
Dos meses y medio después, ya sin la presencia de trabajadores, se observan múltiples evidencias de petróleo, así como algunos de los implementos utilizados durante los trabajos.
En el arroyo, que de manera natural ha ido regenerando la vida en sus aguas, se pueden observar iridiscencias escurriendo afluente abajo, así como manchas en los árboles y márgenes.
En el puente que conduce a Lagunilla, se observa como la empresa trató de cubrir las manchas de petróleo con ayuda de pintura; sin embargo, las manchas de aceite persisten en las alcantarillas y aproches del mismo. Inclusive fue encontrada basura que dejaron los trabajadores.
A causa de la persistencia de lluvias durante la temporada, el petróleo que quedó adherido a las superficies continuará siendo arrastrado hacia las aguas del río Cazones, de donde se toma el agua para el suministro en los municipios de Poza Rica, Coatzintla, Tihuatlán y Cazones.