Incumple Sedema con monitoreo ambiental
En agosto de 2014, la Sedema instaló una unidad de monitoreo ambiental que, hasta el momento, no ha entrado en operación.
Sedema afirma que se encuentra en fase de calibración, autoridades municipales desmienten
Édgar Escamilla
Poza Rica
A seis meses de haber sido instalada en la azotea de la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI) de la Universidad Veracruzana, campus Poza Rica, la unidad de monitoreo ambiental se ha convertido en un elefante blanco, mientras el municipio continúa incumpliendo con las normas oficiales mexicanas y la población sigue respirando elevadas concentraciones de partículas suspendidas en el aire, producto de la quema de combustibles fósiles.
En agosto de 2014, la Secretaría de Medio Ambiente de Veracruz (Sedema), instaló en esta ciudad una unidad de monitoreo ambiental, luego de las presiones ejercidas por la población y grupos ambientalistas ante la constante quema de hidrocarburos en el quemador de fosa del Complejo Procesador de Gas Poza Rica, así como la excesiva cantidad de automóviles particulares y del servicio público que transitan diariamente por la ciudad.
De acuerdo con autoridades municipales, en esta ciudad transitan un promedio de 120 mil automóviles particulares, además de los autobuses y más de tres mil 200 taxis.
El pasado 30 de enero, el director de Control de la Contaminación y Evaluación Ambiental de la Sedema, César Priego Salas, declaró que la estación se encontraba en fase de calibración y que debería estar lista durante la última semana de este mes, para iniciar operaciones en marzo próximo.
Autoridades municipales de ecología y medio ambiente consultadas al respecto, señalaron que desde que fuera instalada la estación en la USBI, no han tenido contacto nuevamente con los representantes de la Sedema.
Ni en la Dirección de Ecología, Regiduría comisionada en Medio Ambiente o la Coordinación de Desarrollo Sustentable, cuentan con reportes de que alguien se encuentre trabajando en la calibración del equipo, por lo cual procedieron a enviar un oficio a la autoridad estatal para conocer el estatus de la estación de monitoreo.
Lo anterior fue constatado por personal de la Universidad Veracruzana, donde fue instalado el equipo de medición.
Inclusive las autoridades municipales desconocen la manera en que operará, al haber sido una gestión del Ayuntamiento, pero colocada dentro de las instalaciones universitarias.
Respirando veneno
Al estar ubicada en un valle, la ciudad de Poza Rica presenta el fenómeno de inversión térmica, al igual que ocurre en la Ciudad de México, por lo que durante las mañanas, una gruesa capa de contaminantes se posa sobre las casas y edificios, contaminantes que son respirados por los habitantes.
En 2013, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) realizó un estudio en 34 ciudades con más de 500 mil habitantes para cuantificar los costos que genera la mala calidad del aire en la ciudades mexicanas; del estado de Veracruz, se realizaron estos análisis en las zonas metropolitanas de Xalapa, Veracruz y Poza Rica.
El estudio reveló que en esta ciudad se registraron cinco mil 315 consultas médicas por enfermedades relacionadas con la contaminación atmosférica y se contabilizaron un total de 62 decesos de personas; muertes atribuibles a la mala calidad del aire. Esto representó una inversión en salud por cuatro millones 778 mil 187 pesos y provocó pérdidas económicas por 40 millones 602 mil 877 pesos al sector productivo.
En junio de ese mismo año, entró en vigor la NOM-156, que obliga a estas ciudades, con una población igual o superior a los 500 mil habitantes, a monitorear la calidad del aire a fin de conocer las concentraciones de contaminantes y tomar medidas para la prevención de enfermedades respiratorias.
Previamente, investigadores de la Universidad Veracruzana realizaron monitoreos en zonas aisladas de la ciudad, con lo que se constató la gravedad del problema de contaminación del aire, alcanzando calificaciones IMECA (Indice Metropolitano de la Calidad del Aire) de entre cuatro y cinco puntos, lo que supondría una declaratoria de contingencia ambiental en la Ciudad de México.
Dicho estudio analizó las concentraciones de gases como bióxido de carbono, nitrógeno y azufre, partículas suspendidas y ozono. Entre las partículas suspendidas en el aire se encuentran las PM 10 y las PM 2.5, denominadas así de acuerdo al tamaño de las mismas, siendo las segundas las más peligrosas, debido a su reducido tamaño, que facilita ingresen hasta los alveolos pulmonares, generando problemas de enfisema pulmonar, irritación de la mucosa respiratoria o agudizando los cuadros de asma.
Mientras tanto, el equipo en que se invirtieron 2.5 millones de pesos ha permanecido en la azotea de la USBI durante los últimos seis meses sin ser utilizado y los pozarricenses continúan respirando los gases y partículas producto de la utilización de combustibles fósiles.