Llama Iglesia a renacer en la fe

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Miles de fieles católicos celebran el miércoles de ceniza; inicia la Cuaresma

Por Isaac Caballo Paredes

Poza Rica

Con la afirmación litúrgica de las escrituras “Acuérdate que polvo eres y en polvo te convertirás”, miles de fieles católicos participaron con devoción en el Miércoles de Ceniza, que da inicio a la Cuaresma el tiempo establecido por la Iglesia Católica para la purificación del espíritu.

“Conviértete y cree en el Evangelio” es el mandato que los feligreses reciben al momento de la imposición de la ceniza en sus frentes; de acuerdo al Párroco Víctor Grajales Lagunes, de la Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, es un signo muy elocuente de la fragilidad, del pecado y de la mortalidad del hombre, y al recibirla se reconoce su limitación que de nada nos sirven.

 

El miércoles de ceniza marca inicio Del conteo de los 40 días que vivió Jesús cuando decide irse al desierto, para practicar el ayuno y la oración que lo fortalecieron para afrontar las tentaciones del diablo, y que le dieron la fuerza para el sacrificio que hizo a la humanidad.

“La Cuaresma es un tiempo hermoso que nos regala Dios, para arrepentirnos de nuestros pecados; si nos convertimos seremos capaces de formar una sociedad nueva, una cultura de vida, amor y donde Cristo sea lo más importante”, dijo.

Subrayó que la Cuaresma está regida por tres ejes fundamentales que todo buen cristiano debe seguir: el ayuno, la oración y las buenas obras. La costumbre de imponer la ceniza se practica en la Iglesia desde sus orígenes, es obtenida de las cenizas del domingo de ramos del año anterior, es signo de la fragilidad del hombre y de la brevedad de la vida.

En la tradición judía, el símbolo de rociarse la cabeza con cenizas manifestaba el duelo y era sinónimo de gran dolor, de imposibilidad; “De esta forma nos reconocemos pequeños, pecadores y con necesidad de perdón de Dios, sabiendo que del polvo venimos y que al polvo vamos”, expresó.

 

La Cuaresma termina con el domingo de resurrección o mejor conocido por el pueblo católico como el “Domingo de Gloria”, fecha en la que Cristo Jesús es resucitado de entre los muertos y se reúne con su Padre en el cielo.