Clínicas del IMSS en estado de coma
Saturados; carentes de camas para atención de los usuarios; escases de medicamentos e insumos; déficit de personal médico y de enfermería, entre un largo etcétera.
Édgar Escamilla
Poza Rica
Usuarios de las diferentes instituciones de salud, exigen además de un trato digno, que los hospitales cuenten con los insumos básicos para la atención médica, así como el personal suficiente e instalaciones adecuadas; sin embargo, son múltiples las quejas respecto a las deficiencias en el servicio que prestan, máxime cuando se trata de personas que han viajado desde la zona rural y que no cuentan con los recursos para su atención en clínicas privadas.
Desde que falleciera su padre, el joven Adán Larraga se ha dedicado a trabajar para apoyar en los gastos de la casa donde vive con su madre, mientras continúa esforzándose para sacar adelante sus estudios. El 16 de febrero sufrió un accidente de trabajo que le produjo una fractura del peroné; fue trasladado al servicio de urgencias de la clínica 24 del Seguro Social en esta ciudad para su atención.
Desde ese día ha sido un largo ir y venir para su madre, la señora Aristea Vázquez, mientras él permanece inmóvil en una camilla a falta de una cama hospitalaria, en espera de ser programado para cirugía.
El 18 de febrero le informaron que en tanto se disponía de un quirófano disponible, sería enviado a su casa y después le darían una fecha para su operación.
Como la señora Aristea, muchas personas aguardan afuera de la sala de urgencias en espera de noticias de algún familiar que por desgracia ha tenido que recurrir al servicio médico.
El área de urgencias del IMSS es una de las más saturadas del hospital; en un reducido espacio, conviven embarazadas con trabajo de parto, accidentados, enfermos y todo aquel que llegue hasta ese lugar, donde lo mismo se escuchan llantos de felicidad por el nacimiento de un nuevo ser, que por el dolor de ver partir a un ser querido.
No hay camas que alcancen, así que han colocado bancas rígidas de plástico para sentar a los usuarios. Los sueros y tubos de las venoclísis se entrelazan unos y otros al compartir el mismo espacio; los jóvenes médicos residentes dan vueltas por todos lados tratando de cumplir con lo que demanda su vocación, los médicos veteranos trabajan más tranquilo, saben que aunque así lo quisieran, los recursos materiales no son suficientes.
En ocasiones con una sonrisa, y en otras con gesto malhumorado, las y los enfermeros tratan de sacar adelante a los pacientes y se les ve ir y venir constantemente; deben improvisar la mayoría de las veces para suplir las carencias.
No muy lejos de aquí, en la ciudad de Papantla, Pueblo Mágico, la situación no es diferente. Por su tamaño, el hospital civil se ve imposibilitado para recibir a la cantidad de personas que llega buscando el servicio, provenientes de comunidades y municipios distantes.
Los agentes municipales, actúan apoyando en el traslado de los enfermos desde sus comunidades, pero llegan al hospital y siempre reciben una excusa para no atenderlos, entonces deben llevarlos hasta el hospital regional de Poza Rica; quienes también se quejan de esta situación son los integrantes de las direcciones municipales de Protección Civil, que también colaboran con los traslados.
“El día ocho de febrero, llevamos a tres personas que resultaron lesionadas en un accidente automovilístico cerca de la comunidad de Emiliano Zapata, los cuales no fueron recibidos por el personal médico del hospital”, comenta el agente municipal Gumercindo González.
Ese mismo día, mas tarde, trasladaron a un joven que requería atención médica urgente, pero a pesar de que contaba con su póliza de Seguro Popular vigente, no fue atendido y tuvieron que llevarlo al Hospital Regional.
Desafortunadamente el joven falleció el 16 de febrero a consecuencia de las heridas que presentaba; lo llevaron a su comunidad Montaña de Zaragoza, donde fue sepultado.
“Cuando llegamos con los enfermos siempre nos tienen una escusa, no hay cirujano, no hay traumatólogo, no hay oxígeno, inclusive, nunca hay camas disponibles”, lamenta la autoridad auxiliar.
Hace una semana llevaron a una embarazada que se quejaba de fuertes dolores en la espalda y vientre. Al llegar al hospital, el médico de guardia se concretó a decir que no había camas disponibles. “Me puse enérgico, cómo era posible que no quisieran atender a la muchacha en su estado”, dijo.
Tuvieron que improvisar una cama con la camilla que llevaban, solo así fue atendida por el médico, quien le diagnosticó problemas en la vesícula y, aunque no fue hospitalizada, fue llevada de vuelta a su casa ya con medicamentos.
“Si no hubiéramos insistido y proporcionado la camilla de la ambulancia, ahí hubieran dejado a la pobre muchacha, y hubiéramos terminado trasladándola también a Poza Rica”.
Cuando no existe otra opción, los enfermos son trasladados al Hospital Regional de esta ciudad, que por su tamaño, recibe a personas provenientes inclusive del estado de Puebla.
Pero aquí la situación no es mejor. En el módulo mater, las embarazadas deben esperar horas y hasta días para ser atendidas por un ginecólogo, dada la demanda del hospital, mientras que la ampliación de la sala de urgencias no ha sido terminada por vicios de la compañía encargada de la obra, por lo que los pacientes permanecen hacinados en una casa contigua al hospital, habilitada para atenderlos “temporalmente”.
Consagrado en el artículo cuarto de la Constitución Política desde 1983, el derecho a la salud es también reconocido dentro de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y en México, es abordada en diferentes leyes, como la General de Salud; del Seguro Social; del ISSSTE; Federal del Trabajo; General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres; Protección de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes; de los Derechos de los Adultos Mayores; de Asistencia Social; y la de Desarrollo Rural Sustentable.
En el presupuesto de egresos de la federación para este 2015, los diputados aprobaron más de 134 mil millones de pesos en el rubro de salud; de los cuales, 74.8 mil millones de pesos correspondieron al Seguro Popular.
No obstante, con la medida de reducción del gasto público, instituciones como la Secretaría de Salud ejercerá tres mil 339 millones de pesos menos, mientras que al ISSSTE le fueron recortados mil 500 millones de pesos.
Mientras tanto, la población que requiere de algún servicio hospitalario debe trasladarse de un lugar a otro para poder ser atendido; el personal médico y de enfermería –insuficiente- no se da abasto para atender la demanda, las farmacias del Seguro Popular, IMSS o ISSSTE se encuentran vacías, el personal de trabajo social debe hasta reciclar hojas ante la falta de insumos y las instalaciones siguen padeciendo el deterioro a causa del poco mantenimiento que reciben.