Invadida la ciudad de bares y cantinas
La permisividad en la venta de bebidas alcohólicas a jóvenes, fomenta la dependencia desde edades tempranas: CIJ
Por Isaac Carballo Paredes
Poza Rica
La permisividad y tolerancia para la apertura de bares o cantinas en la ciudad, genera un serio problema de salud pública, por el excesivo consumo de alcohol de jóvenes y señoritas adolescentes que frecuentan esos sitios, donde el expendio de bebidas es habitual y además se fomenta la permanencia de estudiantes.
Muchas veces improvisados como tiendas de conveniencia en casas particulares, es como los jóvenes adquieren con facilidad bebidas embriagantes que finalmente desencadenan una dependencia a las drogas permitidas.
No es una mentira que en Poza Rica exista un mayor número de bares y cantinas que escuelas, ubicados en ocasiones uno al lado de otro, antros y discotecas que ofrecen bebidas a los jóvenes de cualquier edad, fomentando con ello el consumo.
Para la psicóloga, Carolina Luna Delgado,directora del Centro de Integración Juvenil (CIJ) de Poza Rica, la permisividad de las autoridades para la apertura de estos sitios va más allá de atraer inversiones y derrama económica, ya que conlleva a fomentar una problemática social que muchas veces se escapa de las manos.
Y es que dentro de las estrategias del CIJ para disminuir el índice de alcoholismo en jóvenes, constantemente se hace un llamado a las autoridades comisionadas en el rubro, para que se evite dentro de lo posible la apertura de más bares y cantinas en la ciudad.
Aunque ratificó que como institución de salud no tienen injerencia en la expedición de permisos y la inspección de cantinas, o la regulación de las mismas; recomendaron regular la venta de alcohol a jóvenes.
Y es que actualmente es común observar a jóvenes con escasos 15 y 16 años, bebiendo en plena vía publica, afuera de los bares, en restaurantes o en antros, generando con ello que la problemática social aumente.
Es del dominio público también que el consumo se genera a través de las bebidas que compran en las licorerías, donde el negocio es fructífero en perjuicio de los adolescentes, siendo contadas las tiendas de expendio de bebidas alcohólicas que no atienden a los estudiantes.
Si bien es responsabilidad de las autoridades, regular la venta de bebidas alcohólicas a los jóvenes, también es una obligación de los padres de familia, establecer límites para evitar que sus hijos se conviertan en una estadística más del alcoholismo en México.