Habemus Noqhla
De lograrse el convenio entre el Ayuntamiento y el INAH, en un periodo de tres años la zona arqueológica sería abierta al público
“La imagen difundida en redes sociales es solo el primer acercamiento con las autoridades, un convenio INAH-Ayuntamiento tomará más tiempo y para el rescate de Noqhla se requerirá de un presupuesto tripartita”: Hugo Juárez, arqueólogo.
Édgar Escamilla
Poza Rica
En un principio se conoció como el proyecto de salvamento “Kilómetro 8.5, carretera Poza Rica- Papantla”, hoy Noqhla (El Encuentro). Para entender la magnitud de la importancia de esta minúscula zona de vestigios arqueológicos, es necesario situarse en el periodo del 1200 D.C., justo en la caída de Tajín; además, tener en cuenta el alegato histórico del río Cazones como frontera natural entre dos culturas antagónicas: la Huasteca y la Totonaca.
De acuerdo con las investigaciones de la doctora Patricia Castillo Peña, directora de la zona arqueológica de El Tajín, este centro ceremonial colapsó en el periodo cálido medieval, en el que se registraron lluvias intensas que provocaron el desbordamiento de los ríos.
El Tajín sufre afectaciones con el desbordamiento del arroyo que lo atraviesa, construyen más juegos de pelota en el intento de congraciarse con los dioses, pero no se logra. La ciudad y todo lo que lo sostiene comienza a decaer.
Inclusive la revista Arqueología Mexicana afirma en su edición especial número 34, que “es la ciudad con mayor cantidad de canchas, 17 en total, para el juego de pelota, un ritual de suma importancia en la época prehispánica.”
Noqhla era entonces un pequeño sitio habitado por totonacos, sobrevive a la caída de El Tajín y vive la llegada de los huastecos.
“Teníamos la evidencia de que habían convivido, con respecto a los análisis de materiales realizados, las temporalidades distan entre sí”, comenta el arqueólogo Hugo Juárez, quien se encuentra al frente del proyecto, único integrante del equipo de especialistas que participaron en las primeras excavaciones.
Gracias a esos trabajos, se encontraron materiales asociados a la cultura Tajín, datados en el periodo 800 a 1200 D.C., pero existe un vacío temporal del año 1200 al 1350 aproximadamente, en el que no se tiene constancia de la ocupación.
“De la que sí tenemos constancia es del 1350 a 1521 aproximadamente, con la llegada de los españoles, periodo del que tenemos certeza de una ocupación huasteca”, dijo.
Esto lo confirma la pintura sobre los objetos encontrados, colores como el negro sobre blanco asociado con la cultura huasteca, el negro sobre naranja –también llamado Tabuco-. materiales asociados al posclásico tardío.
“Estamos hablando que sí convivieron dos culturas antagónicas pero en dos tiempos totalmente diferentes, el primero del clásico tardío y el segundo del posclásico tardío”, afirmó.
Hugo Juárez señala que es sorprendente la manera en que un sitio “tan pequeño” puede hablar de una historia tan grande; “una historia que aparentemente el Tajín no cuenta”, porque ahora se tienen artefactos que hablan del modo de vida que se desarrolló en Noqhla, “algo con lo que no cuenta Tajín, que solo tiene objetos suntuarios, por sus propias características”.
Noqhla nos da una idea de la gente que vivió en esa época, ahí se encontraba el grueso de la población, la gente común, de ahí la importancia de su rescate. “Es bastante interesante rescatarla, en términos de identidad, nos ofrece un legado de 1200 años; en términos históricos y arqueológicos es un punto que no cualquier otro sitio tiene”, señala el arqueólogo.
Esto además rompe con la idea de que el río Cazones era la frontera natural que no cruzaron los huastecos hacia el sur. “Tenemos la evidencia para asegurar que estuvieron viviendo aquí y no solo pasaron en peregrinación, no solo como parte de una ruta comercial, aquí vivieron y establecieron una red de comercio”, lo que caracteriza a Poza Rica en su génesis y sin el cual no se podría entender la economía actual de Veracruz y del país, dada la importancia de la industria petrolera.
De la información en redes sociales
Gran revuelo se dio en las redes sociales luego de que se difundiera una fotografía de un documento en el que supuestamente se autorizaba el proyecto de rescate de Noqhla por parte del gobierno local, información que fue difundida por los medios de comunicación.
Al respecto, Hugo Juárez desmintió que se hubiese perdido el vínculo con las autoridades locales desde que fuera presentado el proyecto en noviembre del 2013; sin embargo, se dio la transición de una administración a otra, pero siempre se mantuvo el acercamiento principalmente con las titulares de la Dirección de Cultura, tanto de la actual como la anterior administración municipal.
“No se perdió el vínculo entre el municipio y el INAH, se ha trabajado de manera conjunta, es destacable la aportación de la dirección de Cultura, tanto de la actual administración como de la anterior, sabemos que no son ellos quienes deciden, pero siempre estuvieron interesados y ayudaron a gestionar”.
Dejó en claro que el convenio entre el INAH y el Ayuntamiento aún no se firma, se encuentra en el “acercamiento”. Una vez que el Instituto tenga conocimiento del proyecto, mandará recomendaciones al equipo y solo entonces se podrá establecer el vínculo y la firma del convenio para que en corto plazo se desarrolle el proyecto Noqhla.
“Lo postee en mi Facebook para comentárselo a amigos que estuvieron participando en el proyecto: Carlos Dávila Reverón, Jannet Lagunes y Delfino Pérez para que se enteraran, pero se filtró”, comentó.
Añadió: No es momento de comernos el pastel cuando apenas lo estamos horneando, pero vamos en muy buen proceso, que si bien es bastante largo, son los tiempos legales que el INAH exige y estamos en tiempo y forma.
El estado actual del proyecto
Luego de que se procediera a cubrir nuevamente los vestigios encontrados, informó que no se han hecho intervenciones en el terreno, ya que se requiere de una autorización, oficios de comisión, con los cuales no se cuentan por el momento.
Entre los detalles del plan de trabajo, comentó que una vez autorizado, estarán laborando dos arqueólogos, un antropólogo social y un restaurador y su asistente, así como un equipo de 12 personas, todos indígenas totonacos.
Una vez presentado el proyecto a la doctora Patricia Castillo para su autorización y remisión al centro regional INAH, se estará a la espera de las observaciones y recomendaciones pertinentes; posteriormente vendría la autorización del centro INAH y la sesión del Consejo Nacional de Arqueología, donde el cuerpo colegiado dará su autorización. Será entonces cuando el proyecto Noqhla se consolide para su desarrollo, no antes.
Con la autorización en mano, se requerirá de la gestión de recursos por parte del Ayuntamiento en los tres órdenes de gobierno.
De los trabajos a realizar
Se está proponiendo un primer periodo de trabajo para el semestre julio-diciembre, consistirá en un proceso de liberación de las estructuras; después se daría el trabajo de restauración, aunque advirtió que no se van a realizar nuevas excavaciones.
De acuerdo con el reglamento del INAH el proyecto debe ejecutarse en un plazo de tres años, por lo que fue modificado el documento original presentado al ex alcalde Armando Kirsch Ramos.
“Si se dan los tiempo del INAH, muy probablemente en tres años se estaría abriendo al público, por lo que estamos celebrando el acercamiento con el alcalde Sergio Lorenzo Quiroz”, dijo.
El saqueo y los daños
En relación a los daños que sufrieron las estructuras, comentó que las mayores fueron provocadas en un inicio por la compañía IDIMSA, cuando pretendía construir una zona habitacional y comercial en el sitio, además de los propios causados por las lluvias y los causados por parte de personas que intentan conocer las estructuras, pero que al estar bajo tierra, caminan sobre ellas.
Se da también el caso de pastoreo de animales, que de una u otra forma también han dañado las estructuras, pero que pueden resarcirse.
Con respecto al saqueo, comenta que se tuvo una pequeña eventualidad por parte de personas que conocen la técnica de excavación, pero no se tiene certeza de quienes son o su intensión.
Advirtió que cada pieza que es extraída del sitio, es solo una piedra sin valor, que perdió toda su importancia al sacarla del contexto en el que se encontraba, además de que representa un delito federal, por lo que hizo un llamado a evitar este tipo de acciones que no benefician a nada y solo provocan un perjuicio a la historia de Poza Rica.
Desarrollar el proyecto Noqhla “es regalarle un legado de 1200 años de historia a un municipio que estaba festejando 63 años, en términos históricos estaríamos cumpliendo 1263 años”.