Poza Rica en riesgo
Experto llama a la población a informarse y evitar los daños que dejaría el fracking en la región
Segunda parte de la entrevista con Francisco Cravioto, investigador del proyecto “industrias extractivas” de Fundar, Centro de Análisis e Investigación.
Édgar Escamilla
Cd. de México
Recientemente, el subdirector de Pemex Exploración y Producción (PEP) Región Norte, Plácido Gerardo Reyes Reza, durante la inauguración del edificio donado a la Unidad de Ingenierías de la Universidad Veracruzana en este campus, defendió la utilización del fracking o técnica de fracturación hidráulica para extraer aceite y gas de lutitas. Descartó que provoque contaminación y daños al ambiente, como han expresado activistas y científicos de todo el mundo; sino que se trata de una campaña de desinformación y que sería el gobierno federal, quien deba de jugar un papel importante para cambiar esta perspectiva.
Negó que la fracturación pudiera generar contaminación de los mantos freáticos, ya que la perforación se realiza por debajo de los tres mil metros y el agua en esta región se encuentra a solo500 metros. Habló también de la activa perforación de pozos como parte del proyecto Chicontepec.
Cabe recordar que a finales del año pasado se aprobó un paquete de reformas constitucionales que permite la entrada de la iniciativa privada a realizar actividades de explotación de hidrocarburos, que si bien ya podía realizarlas bajo un régimen de contratación de servicios por medio de Pemex, ahora podrá solicitarlo directamente al Estado mexicano.
En estos momentos, se encuentran en debate las iniciativas de leyes secundarias de esta reforma energética, el resultado de las mismas establece el modelo de contratación, se afinarán los detalles y en el momento que terminen de aprobarse, proliferarán los proyectos de la iniciativa privada para la explotación, transporte, refinamiento y venta de productos derivados de hidrocarburos.
Francisco Cravioto advierte que la extracción de los hidrocarburos se realizará a través de la técnica de fractura hidráulica, que si bien es cierto no es una técnica nueva; tiene más de 50 años existiendo e inclusive Pemex la ha practicado en algunas regiones del país.
Se contempla que a partir del auge ocurrido en Estados Unidos en Texas, Oklahoma, la región de las Rocallosas, Apalaches, Louisiana, Ohio y una buena parte de su territorio, inclusive California, es posible o predecible que esta práctica pasará de un lado al otro de la frontera y se presentará su proliferación en los estados del norte y oriente del país.
Encargados de la política energética a nivel federal y gobernadores de los estados han declarado que la intensión es facilitar la inversión a este tipo de proyectos de extracción.
Poza Rica se encuentra justo en el corazón de la zona donde se van a realizar este tipo de explotaciones, la cuenca Tampico - Misantla, que es un yacimiento de lutitas muy importante que abarca desde el sur de Tamaulipas, la huasteca potosina, hidalguense, poblana y veracruzana.
“Es importante que observen la instalación de pozos a los alrededores de la ciudad y solicitar la información. Como ciudadanos tenemos el derecho de solicitar ésta a PEMEX y a la Secretaría de Energía; qué compañías están perforando, dónde y la técnica que utilizan, además de organizarse como sociedad civil para hacer frente a estos proyectos antes de que inicie la proliferación de los mismos”, dijo.
El fracking
Recuerda que la explotación tradicional de los yacimientos convencionales se realiza por medio de la perforación vertical desde la superficie hasta la zona donde se fueron acumulando los hidrocarburos a través de las eras geológicas, y la presión misma permite la extracción sin mayor inversión de energía.
Por otra parte, los yacimientos no convencionales son explotados comúnmente mediante la fracturación hidráulica. Las lutitas son rocas porosas que contienen pequeñas cantidades de hidrocarburos atrapadas en el interior, para extraerlo, es necesario fracturar totalmente la roca para que libere el gas o aceite.
Un solo pozo requiere entre nueve y 29 millones de litros de agua. “El problema es que no se hace un solo pozo para explotación, regularmente un campo requiere centenares de pozos.
Si sumáramos la cantidad de agua que necesitan, sería equivalente a la que utilizan cinco millones y medio de personas a lo largo de un año”, advirtió.
Afectaciones relacionadas
-El derecho humano al acceso al agua contra el uso del líquido para actividades no vitales.-
Esta actividad provoca una contaminación permanente de suelos, aguas superficiales y mantos freáticos a partir de diferentes fuentes de contaminantes: el agua inyectada es mezclada con más de 700 sustancias químicas, algunas de ellas extremadamente peligrosas como el benceno.
Actualmente se desconoce la totalidad de sustancias empleadas porque las empresas se han amparado en el secreto industrial para no revelar el contenido del líquido de fractura.
Advierte que se inyectan estas sustancias sin el monitoreo de agencias ambientales y regulatorias que puedan constatar las afectaciones que generen a la salud. Se ha podido evidenciar en Estados Unidos a partir de diferentes pruebas de suelo y agua, la presencia de estas sustancias cancerigenas y otras que pueden generar malformaciones congénitas, daños a órganos y tejidos, migrañas, entre muchos otras, en personas que habitan en las inmediaciones de los pozos.
-Calentamiento global-
A lo largo del proceso se presentan fugas de metano, uno de los hidrocarburos que se extrae de estos yacimientos. Cinco por ciento se fuga a mantos freáticos. En Estados Unidos se han encontrado casos en los que el agua de los pozos se contamina e inclusive, se puede encender fuego al agua que sale del grifo.
El metano favorece la retención de rayos infrarrojos emitidos desde la corteza terrestre y tienen un efecto 21 veces superior en el calentamiento global al ejercido por el dióxido de carbono.
Si bien la quema de este gas produce menos contaminantes que otros hidrocarburos, si se fuga a la atmosfera sin haber sido quemado, provoca un daño mayor.
Empresas y el propio gobierno han promovido su uso bajo el argumento de que ayudará a una transición hacia el cumplimiento de compromisos internacionales para la reducción de producción de gases de efecto invernadero, pero se trata de algo falso, ya que solo se perpetua la dependencia a los hidrocarburos y la utilización de recursos que deberían destinarse a la generación de energía por medio de fuentes limpias, como la solar, eólica, maremotriz y geotérmica.
-Contaminación del agua y generación de sismos-
La ocurrencia de movimientos telúricos no está directamente relacionada con la fractura hidráulica, sino con la forma en que se dispone de los residuos de esta actividad.
El agua contaminada después de haber sido utilizada en repetidas ocasiones durante el ciclo, se coloca a las afueras del pozo en explotación en una presa que abarca un par de hectáreas, recubierto por una geomembrana que en teoría evitaría la filtración de contaminantes hacia el suelo y fomenta la evaporación del líquido.
El agua se evapora y algunos de los componentes se incorporan a la atmosfera baja, siendo transportados por el vientos a kilómetros de distancia de la zona de explotación, siendo inhalado por los seres vivos y afectando cultivos y ganado.
La alternativa planteada por las empresas a dejarla en las presas al aire libre con el riesgo de desbordarse, es llevarla a plantas de tratamiento, que también resulta falso, ya que solo procesan materia orgánica presente en el agua y no los metales pesados.
La otra es construir pozos de letrina, “donde el volumen es vertido para nunca jamás volverlo a ver”; es agua que se sale del ciclo, perdida por siempre. El problema es que no se tiene conocimiento pleno de las condiciones geológicas de la capa donde quedarían confinados.
“Podría suceder que se encontraran con una capa tectónica estable, que al momento de inyectarle los grandes volúmenes de agua, generaría la fricción suficiente para que la placa se deslice y provoque sismos”, comenta.
Se han documentado sismos en regiones donde no se presentaba esta actividad en Estados Unidos, en Arkansas, Texas, Oklahoma y Colorado, algunos alcanzando intensidades superiores a los seis grados Richter.
“No hay forma de explicar esta ocurrencia revisando el historial de sismicidad de la zona. En los últimos dos años hay regiones en las que se han registrado hasta 200 sismos cuando era una zona prácticamente inactiva”. Estos datos son corroborados por el Servicio Geológico de Estados Unidos, institución que ha llegado a la conclusión de que existe una posibilidad real, con un mínimo margen de error, de la generación de sismos antropogénicos; es decir, por actividades humanas.
Existe una alta correlación entre los epicentros con la localización de los pozos de letrina. El riesgo es que son regiones que no están preparadas en materia de protección civil y menos en la reglamentación de sus construcciones.
A esto se le suma la contaminación por ruido producida por la cantidad de carros tanque utilizados durante el proceso; la destrucción del paisaje por la construcción de vías de comunicación hacia los pozos, así como la devastación de hectáreas de árboles y cultivos para la instalación de los equipo de perforación, además de afectaciones a la infraestructura carretera; daños que son pagados con recursos del erario público.