Urgen a rescatar el río Cazones

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Estamos a tiempo de revertir los efectos negativos generados por las actividades humanas: José Luis Alanís

 

Édgar Escamilla

Poza Rica

Con una extensión de 145 kilómetros, desde su nacimiento a la desembocadura en el Golfo de México, el río Cazones es un afluente de respuesta rápida que lo mismo presenta niveles de estiaje cada vez más preocupantes, que riesgo de desbordamientos en sus partes bajas; además de recibir las descargas de drenajes y vertederos industriales, y una marcada deforestación, por lo que es necesario fijar la atención en el reordenamiento de la cuenca.

Uno de los investigadores de la Universidad Veracruzana que ha puesto especial atención en los proyectos de reordenamientos de las cuencas de los ríos de la entidad, es el propio vicerrector del campus Poza Rica-Tuxpan, José Luis Alanís, quien ha desarrollado estudios en la cuenca del río Tuxpan, trabajo que serviría de referente para la recuperación del Cazones.

El reordenamiento de la cuenca se trata de una estrategia diseñada para caracterizar y diagnosticar el estado del territorio y sus recursos naturales, plantear escenarios y proponer una regulación de los recursos para su aprovechamiento con mínimo impacto al ambiente.

Este afluente nace a dos mil 500 metros sobre el nivel del mar, en la Sierra Madre Oriental, y tiene un caudal promedio de 40 metros cúbicos por segundo.

 

Sin embargo, la disminución del potencial de lluvias en la región y la prologada sequía registrada durante los últimos años, ha puesto “en jaque” de manera cada vez más recurrente a la Comisión del Agua del Estado de Veracruz (CAEV), dependencia responsable de la captación, potabilización y distribución del vital líquido.

Otro de los grandes problemas en la cuenca es la marcada desforestación provocada por el hombre para dar paso a actividades agropecuarias, así como la constante contaminación con desechos sólidos e industriales, que han propiciado una disminución de la flora y fauna en toda la cuenca, mermando otras actividades humanas como la pesca y el turismo.

Ante tal escenario, el doctor José Luis Alanís, propone revisar junto con otros especialistas, el estado que presenta la cuenca y sus recursos naturales; posteriormente, determinar la formación de comités de seguimiento y evaluación.

“Es prioritario aplicar el modelo de reordenamiento, hacer el diagnóstico, ver los conflictos en todos los sentidos, no solo ambiental, sino también social y demográfico; debemos conocer cuántos hablantes de otras lenguas, cómo está la marginación, la educación, entre muchas otras actividades”, declaró.

Un estudio de este tipo tomaría al menos dos años para lograr un decreto de reordenamiento que regule las actividades humanas en toda la cuenca, nutrido a través de la consulta pública en cada etapa, para que la gente pueda valorar los avances.

“El estudio del río Tuxpan se inició en 2008 y en 2012 se logró el decreto, en el que se estableció la creación de unidades de manejo ambiental a lo largo de la cuenca”, comentó.

Abundó que a través de esto, se puede dar paso a otros proyectos siempre y cuando cumplan con los lineamientos ambientales.

Pemex

Además de las descargas domiciliarias de las diferentes comunidades asentadas en las márgenes de la cuenca del río y sus arroyos tributarios, el Cazones ha sido víctima en más de una ocasión de derrames de petróleo crudo, producto de la actividad presente en la región.

No obstante, el investigador destacó que la paraestatal ha sido un gran aliado en este tipo de proyectos, ya que apoya en la parte de mitigación y compensación.

“Es cuestión de involucrarlo en la dinámica de trabajo como ya ha sucedido en otros proyectos, ellos tienen sus propios protocolos de seguridad y de mitigación, así como de bajos impactos”, puntualizó.

Cuanto antes, mejor

Si bien, no existen tiempos determinados para comenzar a ver resultados del reordenamiento de las cuencas, se establecen acciones a corto, mediano y largo plazo.

Por ello es prioritario que se identifique durante la etapa de diagnóstico, en qué sitios sería más urgente la restauración de los taludes de la cuenca, no solo reforestación, para que tenga éxito la siembra de los árboles.

Se deben buscar incentivos de parte de las dependencias de gobierno relacionadas, que  permitan el pago por servicios ambientales a los habitantes de las comunidades, buscar proyectos o revisar los financiamientos que se estén dando en la cuenca para organizarlos.

En este sentido, el municipio de Venustiano Carranza (Puebla) es ya un referente en procesos de reordenamiento, por lo que durante la planeación se deben valorar los recursos con los que ya se cuenta.

En el mediano plazo se debe dar seguimiento a las acciones propuestas, para en el largo plazo, lograr las condiciones deseables, una cueca ordenada, y con diferentes actividades que minimicen el impacto en el ambiente.

Esta última etapa dependerá de la voluntad de las partes involucradas y el grado de concienciación generada entre la población para detener la contaminación del afluente.

El ejemplo más claro el del río Bobos, que disminuyó notablemente su contaminación por residuos de café y algunos drenajes. El reordenamiento a través del decreto permite el seguimiento y la revisión periódica de los objetivos trazados dentro del mismo. También da impulso a otras actividades como el ecoturismo. “Es ahí donde nace el aprovechamiento de las cascadas y las zonas arqueológicas que se da en aquella región”, señaló.

En este caso de éxito, se plantearon alternativas a las empresas cafetaleras para que manejaran de otra forma los residuos, lo que les permitió acceder a financiamientos para mejorar su infraestructura y procesos.

“Estamos a tiempo, porque al final de cuentas, el río tiene mucho más tiempo de vida que lo que nosotros hemos trabajado con él. El Cazones va a perdurar en diferentes formas en sus caudales, pero podemos trabajar y conservarlo”, manifestó.

 

“Lograr este objetivo permitiría mitigar asuntos más preocupantes como los constantes desbordamientos o periodos de estiaje, favoreciendo inclusive a sectores como las aseguradoras, al reducir los riesgos de desastres”, concluyó.