Xalapa, Ver.- (AVC/ Tania Rivera) En el contexto de renovación de la rectoría de la Universidad Veracruzana, Alfonso Velásquez Trejo académico de la UV y evaluador de los Comités Interinstitucionales de Evaluación de la Educación Superior (CIEES) destaca algunos datos que deberían ser foco de alerta en la UV, tales como el poco crecimiento en la matrícula y oferta educativa y concluye que el problema en la Universidad no es ni financiero ni administrativo, sino resultado de una “crisis moral”.
En entrevista con Avc Noticias, afirma que tras la revisión de las propuestas de los 13 aspirantes a ocupar el cargo de rector o rectora, observa que no hay un “diagnóstico claro” sobre la casa de estudios y en consecuencia, ve complicado que puedan resolverse las problemáticas de la Universidad sino se atiende un diagnóstico serio sobre la situación de la casa de estudios.
“Se requiere la diversificación de oferta educativa, de nuevas licenciaturas, nuevos CTU, romper con el modelo educativo y flexible, recomponer lo básico que es la relación entre profesores y estudiantes, y la construcción de comunidades de aprendizaje”.
Una institución insensible: matrícula y admisión
Velásquez Trejo explicó que en los últimos ocho años la matrícula de la UV ha crecido sólo un 4.17 por ciento entre 2013 al 2020. Visto en cifras en 2013, en el inicio de la administración de Sara Ladrón de Guevara, la universidad recibía 62 mil 129 estudiantes y a su salida habrá cabida para 64 mil 725, el poco crecimiento se observa con mayor claridad al detenerse en cada área del conocimiento; en el área de artes sólo se aumentó un estudiante, pues en 2013 había mil 543 y ahora hay mil 544, un caso similar ocurre en Humanidades donde se aumentaron 14 estudiantes.
Para el economista, esto representa no sólo un problema para estudiantes capaces que se quedan fuera por falta de espacio, sino el principio de un colapso social que contribuye al estancamiento de los veracruzanos, pero:
“No nada más nos encontramos con una universidad que ya no atiende una necesidad social como lo hacía antaño de manera significativa, sino que además usted observa una institución que es absolutamente insensible, no hace absolutamente nada por aquellos jóvenes que no pudieron acreditar el examen de admisión”. A este problema, agrega Velásquez Trejo, se añade una “política de restricción al ingreso de estudiantes”:
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