La autopista del mañana

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Desde el sexenio del expresidente Carlos Salinas, muchos gobernadores han anunciado la conclusión de tan importante vía; aunque ahora es casi una realidad, algunos detalles sugieren que no estará lista en septiembre próximo como estaba previsto

Édgar Escamilla

Poza Rica

Aventurándonos más allá de dónde se nos podría permitir, de manera incógnita logramos cruzar por primera vez los 83 kilómetros de la autopista México – Tuxpan, desde el entronque Tihuatlán hasta la caseta de Huauchinango en un tiempo sorprendente, pese a los múltiples filtros que se debieron sortear.

En varios tramos de la llamada súper carretera que enlazará al puerto de Tuxpan con el Altiplano, es notoria la reducción de sus carriles y hundimientos que pondrían en riesgo la integridad de los automovilistas que pese a mantenerse dentro de los límites de velocidad dispuestos para esta vía, podrían fácilmente ser sacados literalmente de la autopista.

Llama la atención el hundimiento que se presentó en el Cerro de la Ardilla, ubicado en la comunidad de Teteloloya, municipio de Tlacuilotepec, desde julio pasado y donde maquinaria pesada continúa retirando la carpeta dañada para proceder a la reparación del mismo.

Durante el trayecto a través de la Sierra Madre Oriental, se han presentado varios deslizamientos de tierra y rocas que han dañado la carpeta asfáltica. Cuadrillas de obreros de Connet, empresa filial de ICA, trabajan constantemente para lograr resarcir los daños que han dejado las lluvias.

 

Personal de la obra señala que si bien la autopista se encuentra lista en un 95 por ciento, difícilmente podrá ser entregada en septiembre próximo como se ha anunciado de manera oficial.

Uno de los mayores retos es reparar el túnel Xicotepec I, ubicado cerca de la comunidad Las Pilas, del municipio de Xicotepec. Se trata de uno de los túneles gemelos donde colapsó parte del concreto que lo reviste.

El resto de los túneles se encuentra terminado y actualmente se detallan algunos aspectos eléctricos. Cuenta con una iluminación naranja que crea tonos rojizos al interior; de la parte alta de los túneles cuelgan avisos luminosos; sobresalen los grandes extractores de aire y las salidas de emergencia, debidamente señaladas.

Entre todos los túneles destaca el Zoquital por ser el más largo de todo el proyecto, con mil 360 metros de longitud, también bajo el esquema de túneles gemelos. Debido a la complejidad de la zona, la mayoría de los túneles no son rectos.

De acuerdo con información de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), la carretera tiene una longitud de 293 kilómetros, en los cuales existen tramos con diferente número de carriles. El tramo Nuevo Necaxa - Ávila Camacho consta de 36.7 km, de los cuales 2.6 corresponden a puentes tanto tradicionales como especiales, entre los que sobresalen el Texcapa II, con una longitud de 210 metros; el Xicotepec, de 232 metros; los Ecológico I y II; el viaducto Canti, y el viaducto San Marcos.

 

Este último puente cuenta con una longitud de 850 metros y 225 metros de altura sobre el río del mismo nombre. Se le cataloga como la segunda estructura más alta del mundo, solo después del Millau en Francia.

 

La ejecución de la obra se ha realizado en diferentes etapas: Ecatepec-Pirámides, Pirámides-Tulancingo, Libramiento Tulancingo, Asunción-Tejocotal, Tejocotal-Nuevo Necaxa, Nuevo Necaxa-Villa Ávila Camacho, Ávila Camacho-Tihuatlán y Tihuatlán-Tuxpan.

 

El último tramo inaugurado fue el Ávila Camacho – Tihuatlán en noviembre de 2012, por el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa, días antes de dar por concluida su administración.

 

Ese mismo día se recuerda con profunda pena el accidente que sufriera una familia al impactarse contra una retroexcavadora que había sido dejada sobre la superficie de rodamiento.

 

Otro de los más catastróficos accidentes ocurrió en el 2006, cuando un deslave en el cerro Necaxaltepetl provocó la muerte de cuatro personas y varios más damnificados, luego de que ICA cambiara indebidamente el uso de suelo del cerro, según reportó la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa).

 

Desde aquella tragedia han pasado ocho años, en los que de acuerdo a las notas periodísticas de la fecha, se desconoció el monto de las indemnizaciones hacia los afectados.

 

¿Llegará al fin la hora del Norte?

Durante los últimos cuatro sexenios y lo que va de la actual administración federal, se ha hecho énfasis de la importancia de la autopista para la economía nacional, en virtud de que enlazaría al Distrito Federal con el puerto de Tuxpan de una manera más rápida, convirtiéndolo en la salida al mar más próxima al Altiplano.

Pareciera que las esperanzas de muchos sectores se fincaran en el momento de la entrega de la autopista, situación que favorecería la creación de más y mejores fuentes de empleo y permitiría la llegada de más inversiones.

A pesar de que éste ha sido el discurso oficial durante dos décadas y retransmitido por el sector empresarial, en la recta final han caído en cuenta que la tan ansiada autopista que sería el detonante del desarrollo de Poza Rica y la región, no cuenta con un acceso directo hacia esta urbe petrolera.

Ha sido Fernando Remes Garza, empresario transportista, el que ha puesto el dedo en la llaga, exigiendo al Gobierno Federal la construcción de un acceso que evite que Poza Rica quede aislada del tan ansiado progreso.

No es la única.

 

Para este año, el Gobierno Federal ha anunciado la conclusión de 18 obras carreteras en todo el país. Cinco son los proyectos más emblemáticos que se pondrán en operación, como lo es la autopista México-Tuxpan; la Mérida-Nuevo XCán, en Yucatán y Quintana Roo; además de la ampliación de tres carreteras más en Morelos, Sonora y Zacatecas.