Santi Giménez y el Milan fracasan

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Agencias

Esto

Para los equipos grandes, existe una especie de condena que involucra a las copas nacionales: ganarlas casi siempre supone obligación, por lo tanto, el mérito se da por añadido. Perderlas, sin embargo, magnifica la incapacidad de cumplir con lo que la historia le impone. El Milan de Santiago Giménez, que cumple con el parámetro de gigante, por más que el presente no le acompañe, dejó escapar su última oportunidad de ganar algo importante esta campaña, al caer 1-0 frente al Bolonia en la final de la Coppa Italia. El triunfo del equipo boloñés supuso el tercero en su historia y el fin de una sequía de más de 50 años.

El palmarés de unos y otros no es ni de cerca comparable, pero es cierto que la actualidad del Bolonia está por encima de una historia modesta. Los dirigidos por Vincenzo Italiano confían en su presente y en la capacidad de competir contra el que sea. Más si enfrente está un Milan venido a menos, por más que llegara al partido con cuatro triunfos en fila e impulsado por una supuesta resurrección desde aquella victoria 3-0 sobre el Inter que le dio el boleto a la final.

El Bolonia supo sufrir, como impone el manual en este tipo de partidos. Resistir los primeros embates de aquel que sale al campo sintiéndose más. El Milan buscó intimidar a través de Rafa Leao, con esos desbordes del extremo portugués cuya veloz ejecución a veces merma el resultado.

Santiago Giménez no fue la luz que el Milan necesitaba

Es cierto, sin embargo, que el Milan pudo irse al frente en la primera mitad, porque tuvo las dos más claras. La primera, al minuto 3, con Alejandro Jiménez como protagonista, en un buen centro de Leao que el español no pudo rematar con contundencia. Poco después fue Jovic el que no pudo embocar un rebote que parecía sencillo, pero el balón le cayó al arquero. La falla del serbio evocó cierta nostalgia, sobre todo para aquellos que se preguntaban si el mexicano Santiago Giménez, desde el banquillo, habría sido capaz de rematar con mejor dirección.

Fiel a su estilo, el Bolonia buscó sorprender con veloces contras. La cosa se le acomodó cuando al minuto 53 logró llevar el balón al terreno enemigo y, tras un rebote, Dan Ndoye tomó el balón dentro del área y, tras quitarse la marca, fusiló a Maignan con un potente derechazo que se coló cerca del ángulo.

El tanto en contra despertó a Conceição. El portugués alborotó el banquillo y mandó a Santi y a Joao Félix al campo. Los cambios, sin embargo, poco resultaron y el Bolonia controló esa última media hora, siempre propensa para el drama cuando la diferencia en el marcador es mínima.