OPINIÓN / ENTENDIMIENTO / RICARDO MONREAL

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La política es el arte de gobernar, pero también la capacidad de transformar las adversidades en oportunidades para lograr el bienestar común. Un liderazgo auténtico, además de administrar recursos, posee carácter y templanza para tomar decisiones, así como sabiduría para anticipar las consecuencias a largo plazo. Los momentos de tensión revelan siempre la verdadera naturaleza de las y los líderes y les dan la oportunidad de demostrar que la política no se trata de poder, sino de servicio.

En La República, Platón expone un ideal que sigue vigente: el del gobernante que une conocimiento profundo y virtud moral para conducir a su pueblo hacia la justicia y el bienestar. Este líder, según el filósofo griego, no busca el poder por ambición, sino que es una responsabilidad que asume con conciencia y humildad. Esto nos recuerda que quienes gobiernan deben ser capaces de mirar más allá de las crisis inmediatas, entendiendo que cada decisión puede marcar el destino de generaciones.

Hoy, México tiene en la presidenta Claudia Sheinbaum un reflejo de ese ideal. Su actuar ante las recientes amenazas de fijar aranceles a nuestros productos, por parte del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, es un ejemplo de liderazgo basado en el diálogo, la cooperación y la defensa de la soberanía.

Desde el inicio de su gestión, ella ha dejado claro que la defensa de la soberanía y la dignidad nacional son principios innegociables. Incluso antes de que el entonces candidato republicano ganara la elección, se preveía un escenario de tensiones comerciales. Así que no nos tomó por sorpresa.

Gracias a su capacidad de análisis, la mandataria ya había planeado estrategias para enfrentar tal contexto. Su respuesta, inmediata y contundente, fue una carta que, lejos de la confrontación, buscó construir puentes, enfatizando que desafíos como la migración y el combate al fentanilo no se resuelven con amenazas ni con aranceles, sino con cooperación y entendimiento.

Esa misma visión fue el sello de la posterior conversación telefónica que ambos sostuvieron, descrita como “muy productiva” por Trump, y en la que la mandataria subrayó que México está gestionando las caravanas migrantes con una política basada en la dignidad y los derechos humanos, construyendo puentes y no muros.

Esta actitud, alejada de la sumisión, reafirma que México colaborará en temas de interés mutuo, pero jamás cederá a presiones o imposiciones que vulneren nuestra soberanía. Respecto a la migración, el objetivo es asegurar que sea ordenada, regulada y segura, como establece la ONU. En cuanto al combate al fentanilo, la oferta fue fortalecer la cooperación bilateral y compartir las campañas de prevención institucionales que han dado buenos resultados en nuestro país.