El abuso de Sezane

Por: Ed. Dr. Claudia Viveros Lorenzo

En redes circuló un video donde se observa como hacen bailar y es filmanda una mujer indígena (de la tercera edad) por un equipo de filmación compuesto de extranjeros, los cuales trabajan para la marca de ropa Sezane y le pagaron 200 pesos a la “modelo”. Obvio se viralizó y ardió en comentarios sobre el hecho.
El Instituto Nacional de los Pueblo Índigenas (INPI) condenó el uso indebido de la imagen de mujerez zapotecas por parte de la marca francesa. Del plagio que muchas marcas han hecho a lo largo de los años de los diseños autóctonos de México se ha hablado bastante. Solo como dato comparto que en 7 años, han sido 23, las que se han apropiado de diseños índigenas de Oaxaca, Chiapas e Hidalgo y entre estas podemos ennumerar a Dior, Zara, Mango, Nestlé, Carolina Herrera, etc.

Marcas extranjeras invaden, explotan, abusan y aprovechan nuestra cultura. Y sí sabemos que el acto es horrible y que no se puede señalar más que como un robo de nivel “patrimonio cultural”. Cuando lo vemos expuesto por parte de otros nos molesta pero porqué siempre es un extraño es que tiene que maravillarse con lo nuestro y no nosotros mismos.

Seguimos en la dinámica de minimizar, discrimar y hasta ignorar toda nuestra culura que es maravillosa, invaluable y basta. Veo gente deseosa de portar un objeto italiano Versace o Fendi y si se encuentran a alguna persona vendiendo sus bordados en la banqueta, lo acosan con un tremendo regateo porque creen que estan haciendo un “favor” y no aprencian los costos reales del arte de nuestra cultura. Porque señores y señoras es nuestra, y lo debemos tener claro no solo cuando nos conviene, sino siempre.

Les pregunto cuanta artesanía han comprado a costo que realmente debe, cuanta ropa en su guardaropa tienen que represente nuestra cultura y que tanto la cuidan, o solo la ven como una prenda de uso diario que desecharían sin problema y cual sería el motivo para llevar a cabo estas conductas. Por qué nos maravillamos tanto con lo ajeno y anhelamos conocerlo pero no volteamos a ver lo que tenemos, aprendemos de ello y lo atesoramos.


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