Terminan en el penal por encadenar a su hijo

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Las investigaciones continúan abiertas por la violencia que sufrían los otros menores

 

Carlos Sánchez Hernández

Poza Rica

 

Al filo de las cinco de la tarde venció el término constitucional para el Ministerio Público que sigue el caso del pequeño encadenado en el fraccionamiento Arroyo del Maíz, ayer sus padres fueron internados en el penal de esta ciudad como probables responsables del delito de privación de la libertad física en contra del pequeño de seis años y continuará abierta la indagatoria por cuanto hace a la violencia que vivieron el resto de los pequeños.

 

Alejandro Hernández Hernández, de 44 años de edad, es originario del municipio de Papantla, y se dedica a la carpintería, mientras que su esposa, Beatriz Vázquez Enríquez, tiene 34 años de edad, es originaria de esta ciudad, de ocupación  en las labores del hogar.

 

 

Ambos fueron consignados dentro de la investigación ministerial Pzresp/676/2014, la cual fue integrada por la fiscal María de Montserrat Castellanos Alejandre, tras decretar la retención de la pareja y solicitar ser internados en el penal, la investigación ministerial quedó en manos del Juez Primero de Primera Instancia que se encargara de deliberar su situación jurídica.

 

La fiscal se basó en el Artículo 161, el cual al rubro señala “Al particular que ilegalmente prive a otro de su libertad física se le impondrán de seis meses a ocho años de prisión y multa hasta de cuarenta días de salario”.

 

Sin embargo, en su párrafo segundo indica que “Cuando la víctima sea menor de edad o incapaz, la pena de prisión será de tres a diez años”, siendo así este caso, la pena que pudiera alcanzar la pareja es de 13 años y su media aritmética sería de seis años y medio lo que hace grave el delito perseguido y estos no puedan gozar la libertad bajo fianza.

 

Mientras tanto, los otros menores se encuentran bajo resguardo del DIF municipal, una pequeña en casa de La Luna y los de más en la casa de El Sol.

 

De acuerdo con la versión de vecinos de los cinco menores, solo dos acudían a la escuela el de diez y ocho años de edad, el resto se quedaba en casa a cuidar a sus hermanitos más pequeños, de seis, dos y una bebé de un año de edad.

 

La versión de la vecina indica que “a las siete de la mañana los niños ya estaban solos, con la puerta cerrada, pero se les veía asomarse desde sus ventanas”, relató en el anonimato hasta que se dieron cuenta que uno de los menores se encontraba encadenado en la parte trasera, esto, fue “la gota que derramó el vaso” y los llevó a denunciar los aberrantes hechos de tortura a los que eran sometidos los hijos de la pareja ahora indiciada.