Indígenas logran acceso a la educación superior

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«Hay que eliminar la idea de que por el hecho de ser indígenas, todos necesitan cierta compensación y que todos tienen dificultades en el aprendizaje, tenemos indígenas inteligentes, no con problemas educativos, pero si otros para potencializar su desarrollo» Alberto Martell León, UTAI.

Édgar Escamilla

Poza Rica

No hace mucho tiempo se concebían las universidades como espacios para los sectores gobernantes o con alto poder adquisitivo, en las que las clases obreras y peor aún, los indígenas se encontraban con una marcada discriminación, por lo que la mayoría de quienes lograban ingresar, renegaban de sus orígenes; sin embargo, en la actualidad el ser hablante de una lengua originaria les permite acceso a apoyos institucionales y a potencializar su desempeño académico.

De acuerdo con el investigador, Jesús Alberto Martell león, responsable  de la Unidad de Transversalización Académica Intercultural (UTAI) de la Universidad Veracruzana en el campus Poza Rica, comenta que en la actualidad existe una mayor conciencia de la existencia de estudiantes indígenas para el desarrollo de los planes académicos.

 

Uno de los ejemplo de esto fue la creación de la Universidad Veracruzana Intercultural (UVI), cuya misión es llevar educación superior a regiones, donde históricamente jamás se había dado, lugares donde existe una diversidad cultural y lingüística.

La universidad en su idea básica es una institución que se crea en espacios urbanos en los que no cualquier persona tenía acceso, solo aquellas personas que dirigirían los países, pero entonces la UV le apostó a la cuestión intercultural.

Los jóvenes trabajan proyectos relacionados con sus comunidades, con una orientación específica hacia sus lenguas originarias, que busca hacer valor los derechos lingüísticos a través de políticas en sus regiones, y la misma universidad permite que en una de las modalidades de titulación, los estudiantes lo hagan desde su lengua materna.

Un ejemplo de ello fue la creación en junio de 2012, de un software de procesamiento de texto, similar a la paquetería Office, cuyos comandos se encuentran en totonaco, al que denominaron TotoOffice.

Martell León señala que se están generando espacios no solo de sensibilización, sino desde los que es posible la práctica educativa y comunitaria de las lenguas originarias, entre ellas el totonaco.

“El totonaco es una lengua muy presente en la región, difiero de que esté a punto de desaparecer, se trata más bien de un proceso de inclusión y exclusión. Existen espacios en los que la misma sociedad no permite que se desarrolle el habla, pero hay otros como en las UVI’s, donde hablarlo es una ventaja sobre quienes no lo hacen”, comentó.

Aunque no existen cifras precisas acerca de cuántos jóvenes indígenas se encuentran inmersos en la educación superior, se está trabajando en el diagnóstico que permita diferenciar a cada uno de ellos al interior de las facultades, aunque la labor se dificulta porque muchos de ellos prefieren omitirlo ante el temor de una discriminación.

“Esto tiene que ver con el sentido de adscripción, de identificarse con un pueblo. Al principio algunos jóvenes, por cuestiones de discriminación, prefieren omitir ese dato, pero cuando perciben que hay espacios para ser indígena, es cuando s empiezan a identificarse”, dijo.

La inclusión no es exclusiva de la UVI, sino también en el resto de las facultades de la UV en sus cinco regiones, donde existen las Unidades de Transversalización Académica Intercultural, a través de las cuales se ofrecen tutorías relacionadas con la identidad étnica de los estudiantes.

“En un inicio era compensar sus desventajas, no por la condición étnica o cultural, sino por la poca calidad educativa que recibieron en la zona rural, donde se sabe que es deficiente. Hay que quitar el mito de que tienen una desventaja frente a sus compañeros no indígenas por ser de una cultura diferente, más bien se trata de la mala educación que recibieron”.

El antecedente de las UTAI fueron las Unapei o unidades de atención a estudiantes indígenas. Se retoma el programa, pero se está haciendo un diagnóstico de carácter participativo, que permite una retroalimentación.

Refiere que anteriormente a los estudiantes indígenas se les veía como sujetos homogéneos, que por el hecho de pertenecer a una etnia se les podía clasificar como indígenas y por lo tanto se generalizaban sus necesidades y formas de ser; con el tema de la interculturalidad, se complejiza la mirada sobre lo indígena, se abordan temas de género, diversidad religiosa, política, culturas juveniles, entre otras.

“No podemos homogeneizar a sectores culturalmente diferenciados con características en común, no es lo mismo un estudiante indígena católico, vinculado a los líderes de sus comunidades, a otro también indígena protestante, campesino”.

Enfatizó que los jóvenes indígenas cuentan con una enorme capacidad intelectual, algo que el antiguo esquema no concebía, sino que catalogaba a todos con un problema por su condición sociocultural.

 

Esto ha llevado a estudiantes indígenas a la realización de estudios de posgrado o estancias  en el extranjero, donde dan muestra de su desarrollo académico, pero también de la riqueza de las culturas de las que proceden, fortaleciendo el sentido de pertenencia hacia sus comunidades de origen.