Veracruz, en la informalidad
El 68.9% de la actividad económica en la entidad se genera en este sector, según datos de la STPS
Limitados espacios laborales para las mujeres
Édgar Escamilla
Poza Rica
Hace ya seis meses que Cinthya se graduó como Ingeniera Química en la Universidad Veracruzana (UV); pese a que realizó su servicio social en una importante dependencia, no hubo oportunidad de quedarse trabajando a falta de vacantes y el riesgo de despido de quienes laboran actualmente.
Con título y cédula en mano ha recorrido diversas empresas en busca de una oportunidad; fortuitamente ha llegado a la Feria del Empleode la Mujer, organizada por el Servicio Nacional de Empleo Veracruz (SNE) y el Ayuntamiento de Poza Rica. Recorre la mayoría de los módulos instalados; abundan los puestos en las tiendas departamentales, de electrodomésticos y de tiendas de conveniencia, hay pocos espacios para profesionistas y los que se ofertan, requieren de tres a cinco años de experiencia.
“¿Cómo voy a tener experiencia si nadie me da trabajo?” se cuestiona, mientras mira a su alrededor las cientos de personas que se dieron cita para buscar una vacante de empleo.
En medio del gentío, se topa con Andrés, uno de sus compañeros durante la carrera, quien le comenta que durante este tiempo –en que le hubiese gustado estudiar una maestría, pero no pudo por cuestiones económicas- trabajó durante dos meses como albañil e inclusive viajó por otras ciudades del país en busca de empleo, sin éxito.
“Me ofrecieron trabajo en Elektra, pero hay que entrar antes de las nueve de la mañana y salir después de las nueve de la noche, te dan dos horas para comer y 700 pesos a la semana más comisiones”, le responde Cinthya, quien desesperada ve como avanza el tiempo y no ha podido conseguir trabajo, pese a su esmero durante toda la carrera.
Mujeres, jóvenes y profesionistas, con menores oportunidades laborales
De acuerdo con el informe laboral de la Subsecretaría de Empleo y Productividad Laboral de Veracruz, a mayo de 2014 la entidad contaba con 743 mil, 489 trabajadores asegurados en el IMSS y una tasa de desocupación del 3.4 por ciento, inferior a la media nacional (4.8 por ciento).
Uno de los rubros que más llama la atención es la tasa de informalidad laboral existente en el estado, que al primer trimestre del año alcanzó 68.9 por ciento, mientras que el promedio nacional fue de 58.2 por ciento. La entidad federativa con una mayor tasa de informalidad en este mismo periodo fue Oaxaca, con 80.3 por ciento.
Cabe señalar que de los siete millones, 962 mil, 769 veracruzanos; cinco millones, 946 mil, 269 se encuentran en edad laboral (mayores de 14 años) y de éstos, un total de tres millones, 235 mil, 738 conforman la población económicamente activa y tres millones, 121 mil, 963 cuentan con un trabajo.
Durante el periodo enero – mayo de 2014, el SNE atendió en las diferentes delegaciones a 89 mil, 183 solicitantes, de los cuales encontraron trabajo solo 23 mil, 265 personas.
De la población que cuenta con una ocupación, más de dos millones son asalariados, 824 mil, 577 trabajan por cuenta propia; solo 112 mil, 998 son empleadores y 164 mil, 937 personas no reciben una remuneración económica por sus servicios.
Al primer trimestre del 2014, la STPS registra solo 113 mil, 775 personas desocupadas.
En el mar de cifras que ofrece el informe, destaca el hecho que las mujeres en su mayoría se encuentran laborando en “servicios no especificados”, seguido de actividades relacionadas con el comercio, sector gubernamental y la industria manufacturera; el mínimo encuentra cabida en la industria de la construcción.
Por otra parte, en lo relativo al nivel de ingreso, se destaca que del sector que no recibe remuneración por sus servicios, los que se ven más afectados son los hombres, con un 76.8 por ciento, pero en cuanto a aquellos que perciben menos de un salario mínimo (S.M.), el 50.7 por ciento son mujeres.
En el resto de las percepciones superiores a un salario mínimo, quienes llevan la ventaja son los varones, entre 62 y 72 por ciento, indicativo de que los hombres llegan a recibir un mejor salario en comparación con las mujeres.
Históricamente se ha registrado un ligero avance en el número de mujeres que se incorporan a alguna actividad laboral remunerada. En 2001, de la población económicamente activa, solo 31 por ciento eran mujeres; para este año, la dependencia informa que esta cifra ha aumentado al 34 por ciento.
“Ferias de Empleo”
Karla Carolina Loyo Hegler, coordinadora de vinculación laboral del SNE Veracruz estuvo de visita en esta ciudad de Poza Rica para inaugurar la primer “Feria del Empleo de la Mujer”, organizada en conjunción con el Instituto Municipal de la Mujer, cuya titular, Cecilia Guevara de Elías, no estuvo presente.
En entrevista, Loyo Hegler habló de las positivas estadísticas de la dependencia, resaltando que 70 por ciento de las personas que acuden ante el SNE logran obtener un empleo, lo que contrasta con las cifras publicadas en el sitio web www.stps.gob.mx
Mencionó que uno de los sectores a los que más se enfoca este programa son los jóvenes, a quienes dedican alrededor de 40 a 50 ferias de empleo en el año.
“El reto es mayor, con esto no se combate totalmente el desempleo, pero son estrategias para disminuirlo y ayudar a la población a que encuentre más rápido una fuente de ingresos”, refirió Loya Hegler.
Por otra parte, durante el evento, la regidora Sandra Irasema Pérez Herrera habló del rol actual de las mujeres, que son jefas de familia, realizan un trabajo doméstico –no remunerado- y extra doméstico.
A pesar de los programas emprendidos, como las Ferias del Empleo, aseveró que “seguimos quedando atrás en cuestión de derechos. La mujer pozarricense representa más de 50 por ciento de la fuerza laboral, la cual es subutilizada, dándole empleos domésticos, de oficina, de apoyo secretarial; son pocos los empleos profesionales que se ofertan para las mujeres, además, los hogares encabezados por las mujeres siguen siendo más pobres que los encabezados por hombres”, dijo.
Reconoció que para lograr el empoderamiento de las mujeres en el sector laboral, se requiere de un cambio estructural que reduzca las desigualdades, especialmente con aquellas que presentan mayores niveles de vulnerabilidad, debido a su condición social o de empleo, como son las trabajadoras domésticas.