La última esperanza de los arroyos
Estudios de la Universidad Veracruzana revelan el grado de contaminación de los afluentes que atraviesan Poza Rica
El Huéleque y el Cocineros, los más afectados
Édgar Escamilla
Poza Rica
Aún recuerdo que cuando niños, entre compañeros solíamos llamar al arroyo “el Huéleque” como el “huele que hiede”, por su característico aroma putrefacto que solía viajar por el aire hasta la escuela, principalmente en temporadas de calor o justo cuando se avecinaba una tormenta.
No hace mucho, en un recorrido por el arroyo “del Dinero”, pudimos constatar la existencia de fauna acuática como peces, anfibios e insectos, compartiendo el hábitat en total equilibrio. Desafortunadamente poco tiempo después se suscitó un derrame de aceite, pero por más que pudiera parecer, no ha sido la industria petrolera la causante de la grave contaminación de los arroyos que atraviesan el valle de Poza Rica.
De acuerdo con los estudios realizados por investigadores de la Universidad Veracruzana (UV), encabezados por la doctora en gestión ambiental, Francisca Sandoval Reyes, académica en la facultad de Ciencias Químicas, la mayor parte de los contaminantes encontrados proceden de los drenajes domiciliarios y de talleres.
Estos trabajos de investigación se han desarrollado durante los últimos cinco años, con la finalidad de conocer la calidad del agua de los arroyos de Poza Rica: Salsipuedes, Huéleque, del Maíz y el Cocineros.
“Hemos encontrado que el Huéleque es el más impactado, seguido del Cocineros, principalmente por la gran cantidad de residuos que se vierten a estos afluentes, provenientes de procesos que manejan aceites, no de Pemex, sino de talleres, cocinas y restaurantes”.
Entre las sustancias analizadas se ha registrado una importante carga de nitratos y fosfatos provenientes de detergentes, probablemente derivado del gran número de lavanderías existentes en la ciudad.
“Se han encontrado en ocasiones hasta seis lavanderías en un radio de cinco cuadras, que se encuentran en el traspatio o la cochera de las casas”, dijo.
El problema de los nitratos y fosfatos, que son considerados nutrientes, es que en cantidades elevadas favorecen la proliferación de plantas y especies animales acuáticas, lo que provoca que peleen entre sí por el alimento, además de que las plantas bloquean los rayos solares y en el corto tiempo, ocasionan la muerte.
Esta materia en descomposición genera fétidos olores, que son los que se perciben cuando se encuentra cerca de uno de estos arroyos, además, provocan la proliferación de fauna nociva y consecuentemente, el riesgo a la salud de la población.
En el trayecto desde el originen de los arroyos hasta su convergencia en el río Cazones, se observa claramente la gran descarga de la zona urbana, donde todos los residuos de las casas-habitación van directo a los drenajes sin un tratamiento posterior.
También se han encontrado descargas de materia orgánica muy elevada, sangre y vísceras, probablemente provenientes de mataderos clandestinos, que las desechan directamente al drenaje.
La calidad del agua de los arroyos se puede medir en mala, regular y buena, aunque existe un grado de excelencia. Desafortunadamente los arroyos antes mencionados, se encuentran todos calificados como de mala calidad y sus aguas la mayor parte del año son grises, con presencia de aceites en su superficie.
Este aceite no proviene de la industria petrolera directamente (Pemex), sino de los talleres mecánicos asentados en la ciudad y que operan fuera de las leyes y reglamentos, es decir, no mantienen un control sobre los aceites que reciben y desechan, tampoco tienen una correcta disposición final.
Otra fuente de aceites son las cocinas y restaurantes. Un ejemplo de ello se da en el área de fondas del mercado Poza Rica, donde en su totalidad vierten los residuos directamente al drenaje.
Se ha encontrado presencia de metales como hierro y aluminio, que tienen su origen en los talleres de herrería, que si bien no es alta la concentración, representa un riesgo.
“El problema no se queda en los arroyos, sino que el agua escurre hacia el río Cazones”, donde mucha gente acostumbra bañarse, lavar su ropa, trastes y hasta vehículos, ocasionando graves afectaciones a la piel de quienes tengan contacto con estas aguas sin tratar.
“No se puede cambiar la infraestructura de la ciudad de un día para otro, son muchas colonias que descargan directamente a los arroyos, representaría una inversión muy fuerte”, comentó.
Los arroyos pueden tener una depuración media a corto plazo, pero hay otro factor en el que no se puede influenciar económicamente, que es la cultura de la población.
Después del incremento del nivel de los arroyos que se presenta regularmente cada temporada de lluvias, se ha observado que quedan limpios, aunque los desechos fueron transportados por el río hasta el mar, pero al poco tiempo se observan con el mismo grado de contaminación.
“Se puede sanear si se regularan las pequeñas industrias para controlar sus descargas, que estás tengan un tratamiento previo antes de verterlas a los arroyos, es lo más económico que pueden hacer las autoridades y que pudiera dar resultados a corto plazo”, refirió la investigadora.
Dijo que es cuestión de que las autoridades hagan valer las sanciones establecidas en la ley y se apliquen programas de supervisión en las pequeñas y medianas industrias, además de buscar generar un cambio en la cultura ciudadana acerca del manejo y disposición de los residuos domiciliarios.