Vendedores ambulantes se convierten en plaga

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Se adueñan de banquetas, mientras que los taxistas acaparan los peatonales a su antojo

Por Isaac Carballo Paredes

Poza Rica

 

Vendedores ambulantes se adueñaron nuevamente de las calles del centro de la ciudad, ofreciendo sus productos en un mayor número de puestos, sin temor alguno de los operativos municipales para 'limpiar' del comercio ilegal a esta zona de la ciudad.

En una acción que puede verse como un reto a los inspectores de Comercio de Poza Rica, cientos de puestos ambulantes de comerciantes no establecidos se instalan todos los días desde temprana hora en calles del primer cuadro de la ciudad.

Pero no son los únicos que se adueñan de banquetas, en pasos peatonales e incluso el frente y periferia de zonas hospitalarias en Poza Rica, los taxistas también han extendido los sitios, acaparando todos los espacios hasta invadir dichas áreas vitales.

Aun cuando ya fueron delimitados los sitios destinados para cada una de las rutas del servicio de taxis colectivos, los automotores se estacionan en doble fila, desatando la molestia de las personas que no pueden circular por calles como la Heriberto Kehoe.

 

El mismo panorama se observa en las calles 8 Norte y 6 Oriente en el centro de la ciudad, donde los taxistas permanecen estacionados en doble y triple fila, desquiciando por completo el tránsito en horas pico.

A decir de los ciudadanos el primer cuadro de la ciudad, se ha convertido en un auténtico peligro, pues las banquetas, que se supone fueron diseñadas para otorgar seguridad a los peatones, también lucen abarrotadas de comerciantes ambulantes.

Dicho problema ocasiona que las personas que a diario acuden al centro a realizar sus compras, se vean en la necesidad de caminar por el arroyo vehicular, arriesgándose a ser atropellados por uno de los taxis que mantienen invadidas las calles y las avenidas. 

 

Pareciera que los vendedores ambulantes retan constantemente a los inspectores del Ayuntamiento, instalando sus puestos en cualquier sitio para 'ganarse honradamente' la vida, la mayoría de las veces sin importar la presencia de la autoridad.