DE LA HUMANA CONDITIO / Una perspectiva de la migración / CARLOS FABRE PLATAS

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AGRADECIMIENTO

Antes que nada, mi gratitud a la casa editora del gran Heraldo de México, por abrirme este espacio plural y de gran penetración. Reconozco en esta casa del periodismo a un foro reparado para recibir el futuro y sobre el cual me permitiré reflexionar —entre otros temas capitales de la actualidad— sobre la migración y la condición humana que la constituye.

EL FENÓMENO MIGRATORIO EN EL SUR SURESTE

Abordar el proceso del fenómeno migratorio entre México y los Estados Unidos es, en función de la nueva realidad marcada por el arribo a Washington de Donald Trump, una cuestión fundamental. Lo anterior, dado el nuevo paradigma trazado por su administración, el cual plantea cambios profundos y acciones más enérgicas a efecto de contener los flujos humanos que desde nuestro país los connacionales y migrantes de diversas regiones del subcontinente y aún de otras naciones, realizan de manera constante e irregular, ya sea por motivos económicos y sociales, ecológicos, conflictos bélicos, persecución, catástrofes, entre los más recurrentes.

Un fenómeno que, a nivel nacional, debe subrayarse, anteriormente correspondía a entidades federativas tradicionalmente expulsoras. Hablamos de las regiones Tradicional (Centro -Occidente); Norte (estados fronterizos); Centro, y Sur - Sureste, ésta última con la marcada particularidad de que a pesar de haberse incorporado de modo tardío al proceso de migración internacional, hoy es la región más dinámica.

De acuerdo con criterios del CONAPO, la región Sur - Sureste (RSS) la integran los estados de Campeche, Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán.

Una región caracterizada por el acentuado perfil rural e indígena de la población; pero especialmente por los grandes emblemas del rezago como el analfabetismo y la pobreza, los cuales se reflejan en los estados que conforman el llamado “triángulo de la pobreza”, Chiapas, Oaxaca y Guerrero, en donde el promedio de escolaridad apenas superó los 7 años, a diferencia de los 9.1 años de la media nacional.

Y no es para menos, toda vez que México es un país diverso cultural y lingüísticamente hablando. 68 lenguas indígenas y 364 variantes además del español en un universo de más de 7 millones de hablantes de alguna lengua indígena.

En otro aspecto igualmente revelador, Chiapas, Oaxaca y Guerrero con 14.8, 13.6 y 13.3%, respectivamente, están por arriba de la media nacional de analfabetismo, que es 5.5%.

Tal es el escenario en la RSS, donde la creciente y acelerada migración han ido cambiando el escenario económico y social de esa porción del país saturada de pobreza y marginación.

Chiapas en primer lugar con 74.7%, Oaxaca con 69.7% y Puebla con 64.5%; en cuanto al estado con mayor índice de población indígena es Oaxaca.

Acaso lo paradójico del caso de la creciente expulsión poblacional hacia los Estados Unidos, radica en que la Región posee una gran cantidad de recursos tanto naturales como son flora, fauna y agua; una gran cantidad de vestigios prehispánicos que son fuente de desarrollo de la industria turística.

En pocas palabras, esta vasta y marginada zona de México es una región estratégica al involucrar a los corredores del Golfo, de la Mixteca y del Sureste con múltiples recursos los cuales aún no han podido ser aprovechados por los habitantes nativos.

En primer lugar, por falta de recursos de capital financiero y de capital humano; aun existiendo grandes complejos turísticos en Acapulco Guerrero, Oaxaca, Quintana Roo y en todos los estados de la región.

Otro factor y de gran relevancia que ha detonado la migración de la población del Sur Sureste hacia el vecino país del Norte, ha sido la informalidad del mercado laboral que, por ejemplo y en el caso particular de Chiapas, de acuerdo con cifras oficiales del IMSS, hace 5 años superaba el 73 por ciento en un escenario con actividades de trabajo simple y bajamente remunerado.

De modo que, no debe extrañar a nadie y menos a los sectores involucrados en el desarrollo, que el fenómeno de la migración, aún a pesar del impacto de los programas sociales de los últimos seis años y la anunciada reducción de la pobreza en ese mismo lapso, no haya podido contener ni la migración a otros estados de la república mexicana ni tampoco a los Estados Unidos.

De acuerdo con especialistas en la cuestión migratoria, la tendencia de los migrantes de esta enorme y rezagada región se dirige estados como California y Texas o North

Carolina, Florida, Oregon y Georgia.

A todo lo cual habría que agregar el tránsito proveniente de los países centroamericanos, del caribe y de otras latitudes del mundo; hace a la región sumamente compleja en cuanto a la dotación de servicios y preservación de los derechos de los migrantes.

De ahí que, en esta nueva era de la migración, marcada por la guerra comercial del gobierno de los Estados Unidos y acrecentada por la promesa de su presidente, Donald Trump, de poner fin a la “Invasión de la Frontera de Norteamérica”, con el envío a la línea divisoria de mil 500 soldados al inicio de su gobierno y con la cancelación del Programa de Asilo, entre otras medidas, el gobierno federal de nuestro país haya preparado respuestas inmediatas como el programa “Mexico te abraza”, con albergues temporales, alimentación, salud y apoyo a la reinserción laboral y educativa.

El reto es enorme, porque se estima que más de 3 millones de connacionales podrían ser deportados en los próximos años, una alta presión sobre la economía, el mercado laboral, así como los servicios públicos que se brindan en México. Situación que, no se puede soslayar, se agrava con el tráfico de estupefacientes y el ingreso de armas a nuestro país.

A no dudarlo, el proceso migratorio en México y la escena que corresponde al Sur Sureste pobre, es sumamente compleja y retadora. Más todavía, si consideramos como dicen los expertos, que “todas las regiones son expulsoras de mano de obra con diferentes intensidades, tienen una dependencia de las remesas en diferente grado; sus redes sociales están desarrolladas de manera diferenciada, los estados de destino en la Unión Americana son distintos, el uso de las remesas en general es para satisfacer necesidades primarias, pero existen matices, también los grados de escolaridad son desiguales”.

Como generación de mexicanos, nos corresponde ser el cambio que queremos ver en el mundo, porque en sentido humanista la transformación de la realidad comienza con la transformación de cada persona y en cada acción. Tanto de sociedad como de gobiernos y sectores.