SIN MEDIAS TINTAS / La casa de los Famosos. / Por: Ed. Dr. Claudia Viveros Lorenzo
Claro que La tan controversial “Casa de los famosos México” ha servido como una gran cortina de humo en las últimas semanas para mantener al pueblo distraído de las reformas judiciales que el Presidente de la República y sus secuaces del partido de cuarta, perdón de la según ellos llamada Cuarta Transformación están aprobando en las Cámaras legislativas y que realmente no sabemos a dónde llevarán a nuestro país. Pero más allá de que ha distraído, también ha sido interesante ver cómo ha espejeado a nuestra sociedad.
Le cuento que hasta hace ocho días, yo pensaba que Adrián Marcelo era un boxeador. Me enteraba de reojo de lo que pasaba en el reality, porque en redes no se deja de hablar de ello, pero no profundizaba, porque la mayoría de los integrantes no son para mí figuras conocidas, si acaso Mario Bezares, me parecía un integrante con un background suficientemente polémico como para contarnos algo que trajera a debate, el asesinato de Paco Stanley, conocido conductor de las décadas de los 80´s y 90´s que, hasta la fecha, nadie ha esclarecido.
Pero de ahí en fuera, no tenía idea de los personajes que integraban un reality show, que tenemos más de 21 años consumiendo, pues no es otra cosa que el “Big brother” que vimos por primera vez en 2002 y que también en su momento causo conmoción entre la sociedad y que fue, como ahorita, el reflejo de lo que somos, porque cómo olvidar a la primer eliminada, la en su momento, controversial “Mapacha” Denisse Padilla, mujer adelantada a su época, a la que se le ocurrió decir que tenía el derecho de poder besar y estar con quien quisiera, porque era dueña de su cuerpo y obvio, la sociedad “cucufata” la eliminó sin piedad, y recuerdan quién ganó, Rocío Cárdenas, la chica de Monterrey, “bien portada” la que sí cumplía con los estándares de la época, buenita, buenita.
Obvio, en 2002, nadie se horrorizó con el machismo y la prepotencia de un Patricio Zambrano, y no lo hicieron, porque ésta, también no fue tan expuesta, pero no quiere decir que no estaba ahí.
Esta edición del experimento social que es este reality y que está basado en una idea del neerlandés Johannes Hendrikus del Mol junior, quien retoma algunos rasgos del proyecto Biosfera 2 realizado en Estados Unidos en 1991, empezó generando ganancias millonarias, pues todos estaban a la expectativa de lo que sucedería, después de que el año pasado, en su anterior edición, resultara ganadora Wendy Guevara, nadie apostaba, en que pudieran superar el raiting, pero lo lograron.
Pues ingeniaron una formula muy apetitosa. En la que el señor Adrián Marcelo, un incipiente Youtuber, con ansias locas de fama, se dejó ir, ofreciéndonos una muestra de lo que muchos piensan pero pocos dicen. Y sí, esa es la razón de su polémica, NO estoy diciendo que estoy a favor de las atrocidades y tremendos discursos violentos de género (mayormente) que tiene este hombre, lo que sí, es que desgraciadamente, la exposición de sus micro machismos de macro impacto y su masculinidad tóxica, es la muestra a cuadro, del diario vivir de nuestra sociedad.
Hace unos días me tocó presenciar la pelea entre un señor y una señora en reconocida tienda de autoservicio, por un cajón de estacionamiento, la señora le ganó el espacio “a la mala” al hombre y este, se lo tomó muy mal. La acción de la fémina no era de aplaudirse, pero tampoco creo que era para que el señor gritara como loco atropellos verbales como: “quítate o te saco a m@d$zo$” o un “por eso las mad%$·ean”
Esa escena que me tocó presenciar me hizo recordar que no necesito espantarme por lo que Adrián Marcelo dice en la TV, si en el día a día, hay un montón como él. Y entonces, necesitamos hablar más en dirección de reconstrucción del machismo normalizado, y de la violencia de género, y seguir construyendo un feminismo real, fundamentado, argumentado, sin miedo. Lo que la señorita Gala Montes, me parece un intento saludable, al que hay que ayudarle a volver más sólido.
Este trasfondo de un programa, que pareciera tan banal, nos debe servir de reflexión y para la mejora, sin dejar de lado obvio, lo que está pasando con la reforma del Poder Judicial, que es un tema profundo y del que hay que documentarse y no perder de vista.