Razones 15/2/17

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No hay unidad: estamos divididos

Por Jorge Fernández Menéndez

La unidad política y social en nuestro país no es tal. La sociedad está dividida, polarizada, enojada y con miedo. Hay quienes levantando la bandera de la unidad apuestan en realidad a la ruptura. Ocurre con el tema Trump: todo mundo está indignado o, por lo menos, preocupado por las medidas y declaraciones del Presidente estadunidense, pero, incluso, ese enojo se intenta utilizar como parte de agendas internas.

La marcha del domingo es la más reciente y decepcionante demostración de ello. Las marchas (en realidad terminaron siendo tres, que confluyeron, es un decir, en el Ángel de la Independencia) fueron, hay que decirlo con toda claridad, un fracaso: algunos dicen que fueron cinco mil personas, los más optimistas, 20 mil en una ciudad de 20 millones de habitantes (se juntan más en un concierto en el Foro Sol) y la marcha estuvo desgarrada por divisiones, rupturas e intentos de agresión.

El fracaso de la marcha se signó cuando a la consigna simple y unificadora de decir no a las medidas de Donald Trump contra México, se comenzaron a sumar agendas particulares, cuando se trató de convertirla en plebiscitaria sobre el gobierno de Enrique Peña Nieto, cuando se involucró en ella una televisora y cuando hasta la UNAM terminó en un debate interno absurdo sobre si ir o no a la misma, cuando desde la rectoría convocaron a marchar. Me imagino que muchos, como un servidor y su familia, observando el panorama, decidimos simplemente no ir.

Se queja una de las organizadoras de una de las marchas, María Elena Morera, de que no se logró el objetivo porque “los jóvenes deben ser más participativos”. En otras palabras: los organizadores no tuvieron responsabilidad alguna en el fracaso, es que los jóvenes no participan. No entienden nada: los jóvenes no participan porque iniciativas que de una u otra forma se perciben manipuladas, no los entusiasman ni les generan confianza. ¿Por qué tendrían que ir? ¿Para qué?

La división del país, incluso en torno a Trump, es evidente. Están los que cada vez que se suelta una filtración inverosímil sobre México desde la Casa Blanca, la utilizan para abonar sus intereses, ahondando la división, con desinformación y más manipulación.

Hay quienes quieren hacernos creer que sin el TLC el país se derrumbará y paradójicamente son los mismos que decían que el país se derrumbaría con la entrada en vigor del TLC, al que además tildan de un fracaso, que más extrañamente exigen preservar. Hay “especialistas” que aseguran que sin el TLC se perderían de inmediato 170 mil millones de dólares de exportaciones porque me imagino que suponen, o quieren hacernos suponer, que sin el TLC ya no se exportaría nada a Estados Unidos. Es una tontería: la integración comercial regional es mucho más sólida que la voluntad de cualquier gobernante, se llame Trump, Peña o Trudeau. Y aunque Estados Unidos se retirara del TLC, lo que sería un grave error, México y Canadá lo mantendrían para preservar reglas, que se complementarían con la propias reglas que impone, para todos, la Organización Mundial de Comercio.

Un periódico editorializa diciendo que, como una suerte de venganza, se debe pedir visa a los estadunidenses para venir a México. Es muy bonito, pero olvidan que el turismo generó el año pasado 19 mil millones de dólares que dejaron 35 millones de turistas y que la mayor parte de ellos proviene de Estados Unidos. Sería literalmente un tiro en el pie cerrar esa fuente de ingresos y empleos.

Las marchas fracasaron porque todos los partidos se colgaron del tema Trump en forma grosera. Andrés Manuel López Obrador, quien hasta hace unos años se vanagloriaba de que él no viajaba al extranjero ni le interesaba la agenda externa, ya fue a Estados Unidos, pero esta vez no a ver un juego de beisbol y a pedir autógrafos sino a reunirse con migrantes en Los Ángeles. Es la primera vez que lo hace en estos 18 años de campaña ininterrumpida. Ahí lo acompañan también los dirigentes del PRI, Enrique Ochoa, y del PAN, Ricardo Anaya, que tampoco tenían en su agenda a los migrantes. Van para disputar espacios y se olvidan de los que de verdad tienen años, a veces décadas trabajando con ellos.

Estamos divididos porque al mismo tiempo que Trump firma una nueva orden ejecutiva para combatir a los cárteles y cuando la Marina acaba con los líderes de los Beltrán Leyva en Nayarit, incluyendo a su jefe el H2, López Obrador utiliza su estadía en Estados Unidos, le hace un guiño a Trump y denuncia la “masacre de Nayarit”, diciendo que entre los muertos por el combate con los traficantes hay niños y menores de edad, lo que es absolutamente falso, pero una fake newsalimenta a la otra.

El hecho es que estamos divididos y que la ventana de oportunidad para impulsar un escenario de mayor unidad que se abrió con la llegada de Trump a la Casa Blanca ya se está cerrando, si no es que se cerró completamente. No les importa Trump: se trata del poder y, en esa lógica, de las elecciones de este año como preámbulo de las de 2018.