El síndrome de la resignación

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Por: Ed. Dr. Claudia Viveros Lorenzo

Fue en el año de 1990 que se supo del primer caso que se clasificó como síndrome del rechazo generalizado en el Reino Unido. Y en Suecia, como síndrome de la resignación, el cual, aunque ha bajado su número de casos identificados en los últimos años, ha estado presente, sobre todo en ese país, donde entre 2003 y 2005 se reportaron más de 400 casos.

Hace algunas semanas estuve hablando sobre la importancia de ayudar en crear generaciones resilentes, no tan de cristal, pues el mundo cada vez está más difícil y encontrarme con este padecimiento el cual no ha podido ser explicado por los médicos nórdicos y europeos a los que les ha tocado tratarlo y los cuales incluso, reportan que todavía hay pacientes sumergidos, resulta realmente interesante, pues ataca sobre todo, a infantes que han estado expuestos a traumas de violencia e inestabilidad social y cultural. Niños migrantes con historiales vulnerables. Niños gitanos, rusos, yasidíes y provenientes de los Balcanes, en donde se arrastra el tema del refugio y el asilo político.

Los niños caen en una apatía total. Dejan de caminar, de hablar, de abrir los ojos, de comer, de moverse por completo. Existen casos con más de dos años y medios de padecimiento y otros de meses. Los niños usan pañal y sondas por las cuales son alimentados. Su presión arterial es bastante normal. Todo funciona bien en ellos. Solo que no se mueven. Los psicólogos explican que su mundo se ha vuelto tan terrible, que se han vuelto a sí mismos por convicción y desconectan la parte consciente de su cerebro. Por lo que se establece que hay factores socio culturales que lo desarrollan. No es contagioso y solo se registran ocurrencias en esa parte del mundo. Algunos dicen que es una estafa por parte de las familias, a las cuales se les señala, están envenenando a sus hijos, en busca del asilo, incluso ha provocado cambios políticos en las leyes.

Se habla de generaciones de cristal, de las que nos quejamos y en la búsqueda de la empatía y el entendimiento de su actuar, entendemos que el estrés en el que están envueltos es realmente considerable. Aunque también es un hecho que muchos en la consciencia de la mejora, también está alertas de poder construir mejores entornos.

Por un momento me detuve a pensar que este síndrome se esparciera a nivel mundial. A donde iríamos a parar. Que tremendo colapso viviríamos. Los padres y antecesores en un cuidado constante por la vida de aquellos que simplemente prefieren dejarse ir, sumergiéndose en un letargo profundo sin aspiraciones a nada.
Hablamos mucho de la muerte, pero no acabamos de súper valorar la vida, y las tremendas oportunidades que tenemos por el hecho de vivirla y estar aquí presentes. Sabemos que los vientos negativos siempre van a estar soplando, pero todo depende de actitud. Si. Es trillado pero muy valido.
Actitud y de la buena es la que está escaseando. ¿Cómo la construimos? Creo que un gran comienzo es dejar de lado las cosas tan malsanas. Los cuerpos estéticos, los lujos ridículos, los influencers tan huecos, que solo quitan el tiempo y se hacen millonarios a través de likes de fans, que los consumen sin reserva y a los que enferman ante la ansiedad de querer a toda costa conseguir lo mismo que ellos, con tan poco esfuerzo.
Estas generaciones son las que se van a quedar con el planeta y con el peso de supervivencia de nuestra especie. Nosotros, los mayorcitos, lo que tuvimos la gloria de nacer en el siglo pasado ya fuimos, ya vivimos, ya disfrutamos de todo eso (que sería largo detallar, pero que usted sabe) que nos hizo los adultos que somos. Pero los nuevos, los del siglo XXI, lo lograrán?

 

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