Letras y negocios / Deporte vs Negocio, ¿quién gana?, ¿quién pierde? / Hussein Forzán

el

 

11c

 

Constantemente, se habla en los medios de comunicación sobre este tema: ¿Es más importante el negocio que el propio deporte?, ¿Realmente se cuida la materia prima, que es el atleta?, ¿qué importa más?, ¿Alguien sale perdiendo o ganando?, ¿cómo es posible generar recursos para poder pagar la infraestructura y los propios sueldos de los deportistas, los cuales son —en algunos casos— estratosféricos?

¿Cómo pagarle a un jugador de futbol como Kylian Mbappé más de 200 millones de euros, y no buscar hacer negocio con él?, ¿No creen que es imposible?

Sin duda, toma importancia la estrategia financiera de las instituciones deportivas para poder crecer, para poder construir una caja importante y buscar el crecimiento de forma constante.

Podríamos decir que un ejemplo es la Selección Mexicana de futbol, que cuenta con muchos jugadores que han dejado su propio país con el objetivo de ganar dinero.

Sin embargo, jugar contra Brasil o Uruguay cuesta, los sueldos, seguros y la infraestructura de la Selección Nacional cuesta.

Es casi imposible sostener todo esto con partidos que se jueguen en México y ganando en pesos.

La economía de Estados Unidos es la clave, sin duda alguna. Ahí está el caso de la Copa América, dejando Sudamérica por los dólares.

Muchos caen en la crítica sin fundamentos, en donde se habla de por qué los estadios cambian de nombre.

En lo personal, es la única forma de sustentar mejoras en los inmuebles, cobrando dinero por el naming de los mismos.

En México, esto ha sido un poco controversial, pero los mejores estadios deben tener un patrocinador; de otra forma, es imposible crecer.

Otra propiedad es la misma Liga. Cambiarle el nombre por el de una marca es una alianza muy sana. Muchas firmas se han sumado, como BBVA, Tigo, BetPlay, Futve, Ecuabet, Santander, Promerica, Pepsi, Betcris y demás. Un ejercicio de sustentabilidad.

Para un servidor, se debe hacer un balance, el cual los acerque al éxito, sin abusar del consumidor, otorgando productos de calidad, con una estrategia basada en el propio mercado del equipo o institución en cuestión.

No sólo es pedir por pedir, también es ofrecer un producto interesante. Es una relación llena de reciprocidad.